Recomendaciones para introducir en la dieta de un bebé el huevo

Hasta hace unos años, en la dieta de un bebé no se introducía el huevo hasta que tenía como mínimo diez meses de edad. Pero con el paso del tiempo y en avance de las investigaciones dentro del campo de la nutrición y de las alergias alimentarias, se ha limpiado mucho la imagen de este ingrediente que antes se encontraba ligado a problemas cardíacos y colesterol alto.

Cuándo y cómo dar huevo al bebé

Si no existen antecedentes en la familia de alergias alimentarias, el huevo se puede introducir en la dieta de un bebé a partir de los seis meses. Aunque la manera de hacerlo no está predeterminada, se debe hacer respetando los días entre la introducción de nuevos alimentos, es decir, entre tres y cuatro.

Puede ser conveniente separar la yema de la clara e introducir ambos ingredientes de manera separadas, ya que a veces las proteínas que contiene la clara, que son muy distintas de las que hay en la yema, pueden desatar una reaccíon alérgica, por lo que será más fácil observar la reacción que tiene el bebé ante las dos partes del huevo pero por separado.

La manera en que se cocine no es demasiado relevante, aunque por supuesto, lo mejor es no introducir el huevo frito a una edad muy temprana, ya que se añade una enorme cantidad de grasa al cocinarlo de esta manera.

La ración recomendada es de una unidad, aunque a partir de los nueve años puede incrementarse a dos unidades, dependiendo de la necesidad energética de cada niño. Para un bebé no se recomienda superar las tres raciones a la semana y así asegurarse también que en su dieta se incluye la variedad suficiente de alimentos.
Beneficios del huevo para los bebés

El huevo tiene una gran densidad de nutrientes y un bajo contenido calórico que se acompaña de una gran cantidad de minerales y de vitaminas. Cuenta también con una proteína que tiene un alto valor biológico y un perfil lipídico muy equilibrado dentro de los alimentos de procedencia animal.

Además es muy fácil de digerir y de masticar por lo que normalmente es muy bien aceptado entre los más pequeños de la casa. Por otra parte y gracias a su textura, admite una gran cantidad de variedades a la hora de ser cocinado, por lo que el bebé que todavía consuma la comida triturada, puede empezar a aprender a masticar, a la par que le va a aportar numerosos nutrientes aunque no consuma cantidades muy grandes de este ingrediente.

Y por si fuera poco, puede incluirse en cualquiera de las comidas que el pequeño toma a lo largo de todo el día, sin ser necesario que se consuma exclusivamente a la hora de comer o de cenar. En cualquier caso, siempre debes consultar con tu pediatra antes de incluir un alimento nuevo en la dieta de tu bebé.