La musicoterapia es un método que utiliza los elementos de la música como medio para facilitar diferentes procesos de salud. Tanto terapéuticos, como preventivos o de rehabilitación. Esta disciplina se basa en procedimientos específicos en los que la música es el pilar que se emplea para mantener o rehabilitar la salud de los pacientes dentro de un marco terapéutico. Pero, ¿en qué se distingue la musicoterapia en general de la que se aplica específicamente al embarazo? La diferencia radica en el encuadre y en los objetivos que se pretende alcanzar.
Musicoterapia y embarazo
Durante la dulce espera, se dispone de un tiempo limitado para desarrollar el tratamiento, ya que desde el inicio de la práctica hasta el nacimiento del bebé se llevan a cabo aproximadamente 16 sesiones.
En cuanto a los objetivos, están relacionados con tres aspectos básicos. El primero es vincular a los papás con el bebé en camino. El segundo apunta a las necesidades de la futura mamá: sus miedos, fantasías, ansiedades e ilusiones. Y el tercero tiene que ver con la estimulación del niño antes de nacer, porque el primer órgano sensorial que se desarrolla dentro de la panza es el oído.
Todos los aspectos se encuentran enlazados por un concepto en común: las «esferas del embarazo», una serie de caminos paralelos a la gestación física por donde transitan la gestación emocional, mental y espiritual.
Beneficios sonoros
La musicoterapia promueve un vínculo más estrecho y menos estresante con el bebé durante la gestación, el parto y los primeros momentos después del nacimiento. El pequeño ya es conocido par sus padres, y él, a su vez, reconoce las voces de quienes le cantaron y le hicieron escuchar música durante la gestación. Por eso, fuera de la panza se siente más seguro y contenido. De hecho, los niños cuyas madres participaron de sesiones musicoterapéuticas suelen ser mas tranquilos, sensibles y menos irritables.
La lactancia también se ve beneficiada debido a la confianza que brinda la relación.
Pero por sobre todas las cosas, el chiquito adquiere la capacidad de desarrollar mayores conexiones neuronales, porque reconoce diferentes melodías y sonidos desde antes de nacer. Si a ello se suman un adecuado estimulo y un crecimiento saludable, lograra -sin duda- un grado de inteligencia más alto.
Y lo que es más importante: esta relación prenatal favorecida por la musicoterapia permite a la mamá decodificar más fácilmente las necesidades de su hijo. La tolerancia al llanto es mayor, así coma la presencia y la participación de la pareja durante el proceso de gestación y crianza del niño.
Lo antes posible
La música es un puente que permite descubrir y vivenciar de manera intensa la nueva relación entre los padres y el bebé por nacer. Por eso es posible comenzar en cualquier momento del embarazo. No hace falta esperar al quinto o al sexto mes, que es cuando el bebé ya es capaz de oír los sonidos que se producen fuera del vientre. Las necesidades emocionales de la futura mamá están presentes desde el inicio de la gestación, e incluso mucho antes.
Atención personalizada
Las actividades se desarrollan en dos modalidades: taller y clínicas.
En el taller, se trabaja can grupos reducidos de embarazadas y parejas.
En el área clínica, las sesiones pueden ser individuales, de pareja o familiares, y están dirigidas a las situaciones que requieren una atención mas personalizada: embarazos de alto riesgo, padres que han atravesado circunstancias traumáticas, como Ia perdida de una gestación anterior, o que tienen hijos con algún tipo de discapacidad, entre otros casos.
Un trabajo completo
Es un mito bastante común creer que la musicoterapia consiste en escuchar música relajante, o en estimular al bebé en la panza con determinadas melodías «para que sea más inteligente». Nada más equivocado. De hecho, en las sesiones no siempre se escucha música. También se trabaja con canciones (que pueden ser propias de la historia de cada mamá), se ejecutan instrumentos, se realizan masajes vibracionales, improvisaciones musicales y visualizaciones, además de una relajación especial a través del movimiento, que despierta la sensibilidad por medio del oído.
Las sesiones se desarrollan en un ambiente especialmente acondicionado, con instrumentos musicales de todo tipo, un sistema de audio de primera generación, y una «asepsia sonora» que permite entregarse a la actividad sin ningún tipo de perturbación auditiva externa. Este clima permite a la futura mamá sentirse cómoda, contenida y escuchada, en un espacio donde puede desplegar sus necesidades emocionales.
Y no te preocupes, porque no se requiere ningún tipo de conocimiento musical previo. Solo es necesario que concurras a establecimientos en los que los coordinadores estén capacitados y cuenten con el titulo habilitante.