¿Es recomendable despertar al bebé para alimentarlo?

En muchas ocasiones los padres se preguntan si deben o no despertar a su bebé para alimentarlo. En la actualidad existen opiniones diversas sobre este tema. Algunos afirman que un bebé debe alimentarse sin falta cada dos o cuatro horas, incluso debiendo despertarlos. En cualquier vaso vamos a analizar este tema en este artículo.

¿Cuánto debe dormir tu bebé?

Un bebé duerme durante la mayor parte del día, con un promedio de dieciséis horas, despertándose cada dos o tres horas para alimentarse, aunque no es ninguna regla, ya que cada niño es totalmente diferente.

En los dos primeros meses de vida, el sueño del bebé va a depender de la saciedad y del hambre del mismo. Hasta esta edad, después de comer el bebé inicia el sueño activo y no hay que despertarlo. Este sueño activo dura aproximadamente treinta o cuarenta minutos y se puede identificar porque el bebé parece inquieto, aunque es muy normal. Después entra en un período de sueño profundo mucho más tranquilo.

El ritmo de alimentación

Este ciclo dura alrededor de tres horas y durante el mismo, el bebé se despierta, llora,se les da de comer y se vuelven a dormir. En cualquier caso hay que tener en cuenta que su llanto no tiene por qué deberse siempre al hambre y que cada bebé tiene su propio ritmo, habiendo algunos que tienen que ser despertados para ser alimentados y otros que se despiertan con mayor frecuencia.

Si el bebé tiene buenos hábitos de sueño y tiene el peso correcto para su edad, no va a ser necesario despertarlo para comer, aunque hay situaciones en las que habrá que hacerlo dependiendo de la edad, su peso y su salud.

Los bebés recién nacidos pierden peso durante los primeros días mientras están durmiendo, ya que no se ha iniciado la lactancia y su estómago admite poca cantidad de alimento todavía, por eso es importante que coma con frecuencia, siendo necesario despertarlo para ello si es necesario, especialmente si ha nacido prematuro o no pesa mucho.

Los padres por otro lado, no tienen que guiarse por el llanto del niño o por el reloj de manera estricta. También hay que comprobar si está inquieto, si hace movimientos de succión o si mueve los labios, en cuyo caso es muy probable que haya que alimentarlo.

Cuando el bebé haya alcanzado su peso, será apropiado esperar a que se despierte solo y pida alimento. No hay que preocuparse por cuánto come o con la regularidad con la que lo hace, sino por otros factores como si aumenta de peso de manera estable y constante, si está satisfecho entre las tomas, si defeca tres o más veces a diario o si moja seis o más pañales cada día, ya que si no cumple con alguno de estos puntos se debe visitar al médico para que revise al pequeño y compruebe que tiene una buena salud.