Y si el niño no quiere volver al colegio?

Hay ciertas etapas en la infancia que son características en todos los niños y una de ellas es la de no querer ir al colegio y esto puede presentarse por diversas razones. Y si el niño no quiere volver al colegio?

A veces cuando empieza de nuevo el año escolar, los niños tienen pereza física y mental para volver a sus actividades y aunque el tiempo pasa y se acerca la hora y los padres tratan de motivarlos, es algo imposible de lograr. Si hay más de dos hijos no hay que pretender compararlos y obligarlos a que si uno quiere e ir y el otro no. Hay que saber diferenciar la personalidad de cada uno y sobre todo tener en cuenta la comunicación para poder saber que le pasa y las razones del porque no quiere volver a su colegio. Además de saber las razones, será un buen método para que el pequeño tenga confianza en futuros problemas.

 

Puede haber una razón de molestia o de miedo, pueden haber sentimientos de timidez, de temor a enfrentar a los niños o las pruebas del día a día, incapacidad para responder con las obligaciones, las tareas o las preguntas de sus maestros o porque a veces puede que otros compañeritos lo maltraten o le quiten sus lonchera o pertenencias y lo molesten todo el día. Otras veces puede pasar que los niños estén muy consentidos y apegados a sus padres y es probable que no quieran salir de cada por miedo a separarse de ellos. La forma de actuar de los padres depende de la edad de los hijos, por ejemplo, si es un niño muy pequeño en etapa de jardín, lo primero que hay que hacer es regularizarlos tiempos, pues en ocasiones les da pereza quedarse tanto tiempo en un lugar y es algo que se lograra progresivamente. 

 

Si es un niño un poco más grande, un método que funciona es que los padres se utilicen como ejemplo para contarle que también les paso cuando era pequeños y  que eso puede ser normal pero puede superarse. Cuando hagan pataletas hay que saber controlarse, tener clama y paciencia pues harán todo lo posible para no ir, pero la violencia o los gritos no serán la solución porque pueden pasar  dos cosas: o que adquiera miedo y no tenga confianza más adelante o que los gritos y el llanto se incremente, siendo aun más desesperante la situación.  Hay que enseñarles que las cosas deben tomarse con calma para que ellos actúen de la misma manera en lugares públicos y hasta el mismo colegio. Las rutinas pueden llegar a fatigarlo porque no hay un cronograma o un orden. Madrugar siempre será complicado pero hay que inculcarles que deben descansar adecuadamente y la noche anterior deben acostarse temprano. Sus tareas las deben hacer con tiempo, deberán poco a poco a arreglar su uniforme y su cuerpo y mente poco a poco se sincronizara con lo que tiene que hacer en el día y con el tiempo de sus padres.