Síndrome de Tourette

Este transtorno neurológico conocido como síndrome de Tourette, está caracterizado por la repetición de movimientos involuntarios así como por las emisión de sonidos vocales conocidos popularmente como tics. Síndrome de Tourette Síntomas del síndrome de Tourette

Normalmente los primeros síntomas de este transtorno se observan la mayoría de las ocasiones durante la infancia, generalmente entre los 7 y los 12 años de edad y es más normal que afecte a los niños que a las niñas. Dentro de este síndrome se puede diferenciar entre tics simples y complejos. Entre los primeros podemos destacar movimientos breves y repetitivos que aparecen de una manera repentina como las muecas de tipo facial, un parpadeo contínuo o sacudidas de hombros y de cabeza. Hacer cualquier tipo de gruñidos, aclarar la garganta repetidamente, doblar el cuerpo o incluso llegar a repetir frases que otra persona acaba de pronunciar, pueden catalogarse como tics más complejos de este síntoma.

Cuando la persona que sufre este tipo de transtorno se encuentra en un estado de ansiedad más común de lo normal, los tics suelen empeorar, atenuándose en el momento en que realiza actividades más tranquilas o que requieren de mayor concentración. Durante el sueño estos tics no desaparecen pero pueden disminuir de una manera considerable al encontrarse el pequeño más relajado. Los síntomas suelen durar toda la vida pero pueden mejorar notablemente una vez pasada la adolescencia y alcanzada la madurez.

La causa que provoca el síndrome de Tourette no se conoce en su totalidad, aunque estudios realizados revelan que puede deberse a alguna anormalidad en distintas partes del cerebro responsables de la comunicación entre las células nerviosas. Las personas que sufren de estos tics involuntarios difícilmente pueden controlarlos aunque a veces llegan a encubrirlos de diversas maneras lo que llega a provocarles una mayor tensión hasta llegar a un punto que deben exteriorizarlos.

Cómo tratar el síndrome de Tourette

Normalmente los niños que sufren este síndrome no necesitan la ayuda de ningún medicamento para controlarlos pues no llegan a producir ningún tipo de discapacidad que influya en su vida cotidiana. Pero cuando esto no es así, es necesario el uso de algún tipo de medicinas, siempre recetadas por un médico o incluso  recurrir a la ayuda de un psicólogo, ya que aunque este transtorno no está causado por problemas de este tipo, puede llegar a producirlos por el efecto que provocan las diversas actuaciones de quien lo sufre ante los demás.

Para los más pequeños que sufran este síndrome es conveniente estar rodeados de un ambiente que le anime a sacar su máximo potencial. En el colegio es importante que se encuentren lo suficientemente cómodos como para realizar las actividades diarias sin estrés y a la hora de realizar los exámenes sería conveniente que lo hicieran sin límites de horarios para encontrarse lo suficientemente tranquilos y poder realizarlos en unas condiciones óptimas.