¿Qué es una crisis de angustia?

La persona que padece una crisis de angustia habitualmente no encuentra acontecimientos precipitantes ni motivos que la justifique, ya que se presenta en cualquier situación inesperada y cuando menos se espera. ¿Qué es una crisis de angustia? Síntomas de crisis de angustia

Lo primero que percibe una persona que sufre de una crisis de angustia es que de repente vive un peligro inminente, algo horrible que puede sucederle mientras duerme, come, trabaja o pasea. No existen sistemas de aviso para prevenir esa sensación de inquietud, duda, miedo o terror que sobreviene a la persona que lo padece.

El primer síntoma somático destacable tiene lugar en el corazón pues se suceden unos violentos latidos cardíacos que golpean el pecho que pueden repercutir en el cuello y en la cabeza, así como taquicardias. Esta sensación provoca una reacción de pánico que en ocasiones lleva a buscar ayuda médica porque se encuentra ante la vivencia de la muerte inminente o bien porque siente que puede perder el control. El miedo se incrementa cuando aparece el dolor en el pecho y  se tiene sensación de ahogo lo que puede provocar una sensación de cosquilleo en los dedos y extremidades, mareos, visión borrosa, etc.

El enfermo está frío, sudoroso, pálido y con grandes oscilaciones en la tensión arterial, náuseas, sequedad de boca, diarrea y espasmos intestinales. También es corriente sufrir movimientos de cabeza rápidos, tensión en el cuello y en el cuerpo, mirada fija, manosear torpemente dejando caer objetos o derramando cosas, morderse las uñas, e incluso llorar o sollozar de una manera incontrolada.

Duración y frecuencia de una crisis de angustia

La crisis acaba bruscamente tal como ha empezado, pero la persona sigue encontrándose extremadamente cansada por el derroche de energías que ha empleado. La duración de estas crisis es variable y puede durar desde unos pocos minutos hasta un par de horas.  La repetición de las crisis también es variable, pero entre un ataque y otro, el enfermo desarrolla una ansiedad anticipatoria por sufrir otro ataque que es conocido como miedo al miedo. Esto puede explicar la intensidad de la crisis, ya que tras la aparición de los primeros síntomas se produce un gran temor y alarma lo que provoca que se desencadenen más síntomas que lo único que hacen es alimentar la crisis.

Aunque se explique al paciente que no tiene ninguna causa orgánica, éste no se queda tranquilo y suele visitar varios médicos en busca de una explicación. También es probable que tema volverse loco, porque no entiende como puede tener una pérdida tan absoluta del control de sí mismo, a no ser que esté perdiendo la razón. Aumenta la preocupación por su salud con lo que fácilmente puede convertirse en una persona hipocondríaca. Poco a poco se van presentando fobias a los lugares o situaciones en los que ha experimentado los ataques de pánico y aumentan las conductas de evitación, además de la mencionada ansiedad anticipatoria.

La incidencia de este trastono es mayor entre las mujeres que entre los hombres y abarca desde los 16 años hasta los 40 con una mayor incidencia alrededor de los 25.