Diagnóstico del retraso mental

El diagnóstico de la debilidad mental debe realizarse lo antes posible para poder iniciar igualmente pronto el tratamiento y el mejor asesoramiento familiar. Diagnóstico del retraso mental

 

¿Cómo establecer el mejor diagnóstico?

Desde la instauración de las técnicas de estimulación precoz se han podido comprobar los notables avances que pueden realizar muchos niños si se les estimula adecuadamente desde el momento en que se detecta el retraso.

Para establecer el tratamiento adecuado es necesario tener en cuenta otras enfermedades o síndromes que también se acompañan de retraso intelectual y de un bajo rendimiento escolar, pero que no son verdaderas oligofrenias, que es también como se conoce al retraso mental.

Los problemas familiares como abandono, indiferencia o rechazo por parte de los padres, ambiente familiar frustrante o los frecuentes cambios de residencia o de escuela, pueden provocar retrasos en el aprendizaje escolar. Lo mismo sucede con niños que viven en un medio poco estimulante, con pocos intercambios afectivos y escasa motivación para el aprendizaje. Con frecuencia, estos niños son tratados como débiles mentales cuando en realidad su problema es que no están bien adaptados a su medio. Los niños con conflictos de tipo neurótico pueden presentar asimismo este tipo de problemas  y en cambio ser niños con un coeficiente normal o incluso superior, pero que su conflicto psicológico les impide rendir según sus posibilidades. Algo similar sucede a los niños con rasgos de personalidad que inhiben el desarrollo mental, como puede ser la superficialidad, la oposición o la falta de dinamismo intelectual. Los individuos que padecen determinados tipos de psicopatías o trastornos del carácter, sufren un desajuste de su personalidad que les impide no solamente el aprendizaje escolar, sino también la adaptación a otras áreas de la vida.

Diferenciar el retraso mental de otro tipo de trastornos

Algunos niños que padecen las mismas consecuencias sociales y escolares de la debilidad mental, en realidad únicamente sufren retrasos específicos en el aprendizaje de la lectura, de la ortografía o del cálculo. Estos retrasos son debidos a dislexias, disortografias, trastornos de la escritura o en la adquisición del lenguaje.

Algunas enfermedades como la parálisis cerebral y otras encefalopatías infantiles pueden estar acompañadas de déficit intelectual, pero en estos casos el verdadero trastorno es de tipo neurológico.

Por último cabe señalar un tipo de alteración intelectual que no está presente desde el inicio, sino que aparece en etapas posteriores de la vida, en individuos con una inteligencia normal hasta ese momento. Éste es el caso del deterioro mental o de la demencia y que puede aparecer con el paso de los años.

En cualquier caso, una vez diagnosticado el retraso mental, es importante establecer varios grupos de oligofrenias o de deficiencias mentales, dependiendo del grado de adaptación de cada persona y de diversos factores, que determinarán el grado de retraso mental y las características especiales que de cada uno de ellos.