Celos en la infancia

Todo el mundo ha sentido en su vida en alguna ocasión, con mayor o con menor intensidad, celos, una sensación natural, que si se da en pequeñas dosis, pueden considerarse absolutamente normales. Sin embargo, se convierten en un problema cuando comienzan a ser frecuentes, exagerados e intensos, apareciendo si un motivo aparente y haciendo que quien lo sufre, pueda llegar a perder el control. Pero, ¿sabes qué es lo que puede causar los celos en un niño?

La raíz de los celos en la infancia

En la primera infancia todos somos totalmente dependientes de las personas que están a nuestro cuidado y que satisfacen nuestras necesidades básicas de manera constante. Y con esta relación es con la que surge el sentimiento de apego. El miedo de los niños pequeños a perder estar relación con la persona que lo cuida, es lo que hace que de manera natural aparezcan los sentimientos de celos y brote la ansiedad.

De esta manera los pequeños pueden llegar a sentir celos hacia todo aquello que pueda dejarles sin ser el centro de atención de su figura de apego, como por ejemplo, un hermano que acaba de nacer.

También pueden sentir celos hacia su madre o su padre que le quita la atención del otro progenitor, es lo que se conoce como el complejo de Electra o de Edipo y suele aparecer entre los tres años y los siete. Esta etapa en la que los niños se sienten atraídos por uno de sus padres, es una etapa normal en su desarrollo, así como el hecho de comenzar a experimentar un cierto rechazo de manera inconsciente hacia el otro. Con el paso del tiempo esta tendencia va desapareciendo.

Baja autoestima e inseguridad

En ambiente que viven los niños en su hogar es el factor principal que influye en su autoestima y sobre el que van a formar su personalidad. Por eso es muy importante que sientan cariño y que se les valore por las cualidades que tienen. También es muy importante que sientan que son apoyados cuando algo les va mal. Y es que los celos son la proyección de las inseguridades y de los miedos que tenemos dentro. De esta manera si el entorno del pequeño hace todo lo que sea posible para que se sienta seguro, se puede cortar de raíz esa causa.

Sobreprotección

Cuando los pequeños están sobreprotegidos por los padres, no van a contar con la oportunidad de desarrollar todas sus capacidades, ni tampoco de hacerse con las herramientas que necesitan para resolver sus problemas, lo que trae varas consecuencias consigo, como por ejemplo la falta de autonomía y por consiguiente, la dependencia del niño.

Según las particularidades de cada uno, puede llegar a convertirse en un egocéntrico, manipulador o indiferente ante las necesidades de cualquier otra persona. Estas características van a ir definiendo la personalidad del pequeño hacia una persona adulta que no va a poder controlar sus celos.

Experiencias familiares

Un niño que ha presenciado entre sus padres escenas de celos o el abandono por parte de alguno de ellos, es más probable que tenga mayor predisposición a ser celoso que otros niños cuyos progenitores tengan un relación más estable.