Angustia del octavo mes

La atraviesan todos los bebés, con mayor o menor intensidad. Las pautas para que lo ayudes a superarla. Angustia del octavo mes Siempre fue un bebé súper sociable. Podía pasarse horas en brazos de la abuela, el tío y hasta de alguien que le resultaba un desconocido. Se lo dejabas una tarde entera a tu madre para que lo cuidara y se quedaba feliz. Pero hace un par de semanas las cosas cambiaron: no hace más que llorar si no estás a su lado. Llora cuando lo dejas para ir al baño; llora cuando lo acuestas en la cuna y te vas del cuarto; llora cuando otro lo alza… Pareciera que está ¡angustiadísimo!

Lo que conocemos como angustia del octavo mes es un período que atraviesan los bebés y se caracteriza porque están inquietos, llorones e irritables ante la ausencia de su madre. Todos los niños lo atraviesan: es normal en su desarrollo psicológico. Aunque la intensidad y la duración de la angustia y alteración en el comportamiento depende de cada niño.

Que su mami no se vaya
La angustia del octavo mes suele darse entre el sexto y el décimo. Pero, ¿por qué se da? Según los especialistas, se emparenta con otras conductas que aportan independencia al bebé, como el gateo y la incorporación de los primeros sólidos, cuando la leche materna deja de ser su sustento exclusivo.

El niño comienza a sentir el desprendimiento de su madre y le nace un miedo a pérdida. Teme que se vaya y no regrese. La angustia se produce por la sensación de desprotección. Hasta ese momento sentía que su madre era parte suya. Estaban muy unidos por la teta. La sentía como una prolongación de su cuerpo pero,  justamente con la independencia de poder deambular solito, le aparece el miedo.

Amor sin medida
Lo mejor para ayudarlo a superar esta etapa es la paciencia y el cariño. La mamá tiene que alzar al niño, calmarlo y demostrarle que si se ausenta siempre vuelve. Esto le dará confianza. Además, se pueden incorporar juegos como el de taparse la cara con un pañuelo y destaparla de inmediato o esconder un juguete y hacerlo aparecer. Así verá que lo que desaparece físicamente, puede reaparecer. Que aunque no vea a su mamá ella está. Es probable que se ría a carcajadas.

Además nunca debe faltar el consejo acertado y contenedor del pediatra, explicándole a los padres el significado de este período, evitando que la madre sienta culpa si se debe ausentar por razones de trabajo. Todo pasa por la calidad de la atención, más que por la duración, y que se supera con amor.

Sentirte cerca
Existen numerosas pautas para calmar el llanto del bebé, entre ellas:

• Abrazarlo y mantenerlo cerca del cuerpo. Sintiendo la calma de su mamá se tranquilizará.
• Caminar o bailar, teniéndolo a upa. El movimiento contribuirá a calmarlo.
• Cantarle o hablarle de una manera suave y dulce.
• Ponerlo en un portabebés o mochila que se pueda llevar junto al cuerpo.
• Acostarlo y acariciarlo tiernamente.
• Ofrecerle una prenda. La ropa con el olor de la mamá surte efecto.

Enlazados
El lazo afectivo es indispensable para establecer una buena relación entre el bebé y su madre. Según los investigadores, las formas en que los bebés crean lazos afectivos –algo complejo y que lleva tiempo–, dependerá de la interacción que hayan tenido con sus padres. Por eso, sostienen que el contacto físico es el tipo de lenguaje al que los bebés mejor responden. Mientras que el contacto visual les brinda una valiosa comunicación a corta distancia.