El organismo de los niños y la alimentación

El apetito es una sensación placentera compuesta por el deseo y el placer de comer y estrechamente condicionada por una experiencia anterior y provocada por el gusto de una comida concreta. El organismo de los niños y la alimentación

Alimentación del organismo

La adaptación alimenticia a las necesidades de síntesis de los constituyentes propios del organismo, a las necesidades de los gastos energéticos y a la formación de reservas, está realizada por una serie de mecanismos reguladores de la nutrición.

Este mecanismo de regulación es de tipo feed-back, mediante unos ciclos hambre-ingesta-saciedad-hambre y sed-ingesta-saciedad-sed. Este ciclo supone que la satisfacción de la necesidad suprime la pulsión de hambre que originaba dicha necesidad y suspende la conducta alimentaria.

El sistema nervioso central y más concretamente el hipotálamo dirige la regulación de la conducta alimentaria. Para ello recibe dos tipos de información. La información periférica proveniente de la parte alta del tubo digestivo permite la regulación a corto plazo de la cantidad y tipo de alimento Es evidente que los primeros bocados de alimento o los primeros sorbos de líquido, que calman de forma inmediata o a corto plazo las sensaciones de hambre o de sed, en realidad no han tenido tiempo de modificar el estado metabólico de todas las células del organismo, que tardan bastante tiempo en transmitir un mensaje de satisfacción de la necesidad. El segundo tipo de información proviene de los estímulos metabólicos internos que representan el mecanismo de base de la adaptación a largo plazo.

Hambre y sed

En el hipotálamo se hallan dos centros que funcionan de modo alternativo Los núcleos ventromediales que son el centro de la ansiedad, puesto que al recibir las señales de ésta responden inhibiendo el centro del hambre y que se halla en el hipotálamo lateral, facilitan a ingestión de alimentos e integran las sensaciones de hambre y apetito, que llegan a través de las señales de tipo gustativo, olfativo, visual y psíquico.

Los centros hipotalámicos reciben estímulos periféricos de tipo metabólico y psicosensoriales. Los estímulos metabólicos informan acerca del estado nutricional del organismo; los psicosensoriales varían en función de los estados de hambre y de saciedad  de los hábitos alimentarios del grupo social al cual pertenece el individuo.

El último nivel de integración es la corteza cerebral, que desempeña un decisivo papel en los aspectos más elaborados de la conducta alimentaria, por ejemplo en la búsqueda activa del alimento, en la elaboración de percepciones sensoriales relacionadas con su ingestión y en el recuerdo de experiencias previas.

En la sed, el centro regulador parece estar situado a cada lado del hipotálamo, por fuera y detrás de los núcleos supraóticos. El mecanismo de regulación es el mismo del hambre.

El crecimiento y el desarrollo del ser humano dependen fundamentalmente de la ingesta y de la alimentación de principios inmediatos: minerales, proteínas y grasas, porque son los que modulan y desarrollan todas las células del cuerpo. Se nace con una estructura programada genéticamente y el desarrollo de esta estructura se puede modular, estimular y desarrollar gracias especialmente a la alimentación