Transmitir la fe a nuestros hijos

Los padres dedemos preocuparnos de todos los aspectos de la vida de nuestros hijos, la fe es uno de los valores más grandes que podemos transmitirles Transmitir la fe a nuestros hijos

Nuestros hijos desde que son pequeños observan los hábitos y costumbres de los mayores, en concreto perciben hasta donde llegan nuestras convicciones religiosas y se dan cuenta si influyen en nuestra vida.

Nosotros queremos hacer partícipes a nuestros hijos de todas las cosas buenas que en nuestra vida nos facilitan la felicidad, y una de ellas es la fe.

Ayudarles a rezar cuando se levantan y ofrecer el día a Jesús, acostarse sin dejar de rezar son buenos hábitos que podemos incorporar poco a poco en su vida. Para eso es importante tener alguna bonita imagen de la Virgen en su habitación, a la que se acostumbren a mirar. Hay oraciones muy sencillas que se pueden repetir con ellos y que les encanta aprender.

También es bueno que nos acompañen a misa los domingos y festivos, aunque suelen querer corretear en la iglesia, es bueno que les habituemos a estar tranquilamente en su sitio, y que les hagamos alguna explicación sencilla de quien está en el Sagrario, o que les enseñemos a decir a Jesús alguna cosa, que le cuenten lo que van a hacer ese día o alguna cosa divertida que les ha pasado. Así iremos familiarizando su corazón y su intimidad con su fe. Aunque son pequeños y parece que no tienen capacidad de asimilar y entender, su inocencia les ayuda a relacionarse con ese mundo que no se ve pero que es igual de real que la felicidad o el dolor, que no se ven pero se padecen con la misma fuerza que las cosas que se tocan.

Es bueno que nos vean rezar en momentos de fallecimiento de un familiar, que sepan cuáles son los pilares en los que nos apoyamos cuando fallan otras sujeciones humanas.

Otras manifestaciones de fe son asistir a procesiones en Semana Santa con ellos, o visitar Nacimientos en Navidad. Han de conocer los diferentes tiempos litúrgicos desde pequeños. Cada momento se vive de diferente modo y ellos han de ir asimilando su fe y sus manifestaciones externas, aunque lo más importante es su corazón donde han de descubrir a Dios como lo que es, un padre bueno que nos cuida y al que debemos demostrar nuestro cariño.

No debemos obligarles a rezar oraciones largas, ni imponernos en este aspecto. La fe es un valor y así lo han de descubrir para que ese aspecto trascendente de su vida tenga un valor positivo. También hemos de procurar que se formen intelectualmente para que su fe sea firme, debemos procurar que asistan a la catequesis y que conozcan el catecismo. Todo esto es gradual y adecuado a su edad, como todo lo que se aprende en la vida. Han de descubrir que ser cristiano es una forma de vivir y de afrontar la vida, y que exige coherencia esa misma que nosotros trataremos de vivir para transmitir con nuestros valores la fe cristiana. Nuestros hijos deben descubrir en nosotros el modelo de persona que encarna todas esas virtudes, que es un modelo atrayente y asequible.