Oxitocina para inducir el parto

La oxitocina es una hormona liberada de forma natural por el organismo durante el trabajo de parto y sirve para distender la vagina ayudando a que el bebé pueda pasar por el canal sin ser un momento traumático para él. Sin embargo, en los últimos años suele utilizarse la oxitocina de forma artificial y en muchos casos no sería necesario ya que el trabajo de parto ha comenzado de forma natural. Oxitocina para inducir el parto Conocida como la hormona del parto, la oxitocina es administrada de forma artificial cuando el médico estima que es necesario provocar el nacimiento, pero muchos especialistas consideran que en la mayoría de los casos no es necesario a menos que luego de varias horas de trabajo de parto la mujer no llega a una dilatación adecuada del cuello del útero.

Entre los beneficios que pueden señalarse de esta hormona es el hecho que reduce las hemorragias post parto y que favorece la producción de leche materna a pesar que hoy en día es una práctica no aconsejada por la mayoría de los médicos.

Cuando comienza el trabajo de parto se administra a la futura madre oxitocina por medio de un goteo que aumenta gradualmente su dosis hasta llegar al punto de dar comienzo las contracciones necesarias para que el bebé nazca.

Esta hormona artificial es un medicamento que no tiene efectos secundarios graves en la madre y en el caso del feto puede provocarle un ligero déficit de oxígeno, que también puede producirse con la oxitocina natural, pero que se resuelve por sí solo en cuanto se deja de administrar la oxitocina.

Los especialistas no recomiendan que esta hormona sintética sea utilizada de forma prolongada o en pacientes con atonía crónica o eclampsia ya que se ha comprobado que puede causar convulsiones.

La oxitocina sintética o artificial comenzó a utilizarse en el siglo XX durante los años sesenta con las mismas indicaciones con las que se usa hoy, pero es necesario tener presente que las contracciones que provoca en muchos casos provoca una disminución del flujo de sangre que recibe el bebé y por lo tanto existe un riesgo mayor de que el parto termine en una cesárea.

Es necesario también aclarar que la respuesta del útero ante la acción de la oxitocina depende de la duración de los meses de embarazo y aumenta de forma progresiva durante el tercer trimestre estimulando de forma selectiva las células de los músculos del útero, produciendo contracciones rítmicas con una frecuencia y fuerza que aumentará durante el parto.

La oxitocina debe por lo tanto utilizarse sólo si se presentan situaciones que realmente lo justifiquen como puede ser el hecho de un embarazo pasado de término, placenta envejecida que no puede proveer al bebe del alimento y oxigeno necesarios o cuando no existe dilatación suficiente.

El uso de esta hormona sintética no puede entonces utilizarse de forma rutinaria sino atendiendo a reales problemas para llegar a un parto natural y la embarazada puede y debe plantearlo a su médico y exigir razones médicas que lo justifiquen.