La placenta es un órgano que se forma en los mamíferos de una manera efímera. Este órgano se llega a formar durante un embarazo para atender las necesidades de transmisión de los nutrientes, de respiración y de excreción de un feto durante todo su desarrollo.
Se forma durante la segunda semana de la gestación y va adquiriendo su forma final al cuarto mes del embarazo. Dicha estructura tiene unos veinticinco centímetros de diámetro y dos centímetros y medio de grosos. El bebé se encontrará unido a ella mediante el cordón umbilical a través del que recibirá el oxígeno y los nutrientes durante todo el embarazo hasta el momento de nacer, momento tras el cual la placenta será eliminada mediante el canal del parto.
Funciones de la placenta
La placenta tiene numerosas y muy importantes funciones como son las de poder recibir a través de ella el bebé todos los nutrientes que va a necesitar para desarrollarse de una manera correcta y saludable.
Por otra parte durante la gestación, el bebé irá generando una serie de productos de desecho que va produciendo en su organismo y que por él mismo no puede eliminar. Con la placenta el bebé puede permitirse excretar estas sustancias durante todo el embarazo.
Igualmente sirve de filtro para las bacterias, virus y sustancias que protegerán al bebé para que no sufra enfermedades e infecciones, así como para protegerle de agentes externos como cambios de temperatura, golpes, etc.
La placenta genera unas hormonas que permiten que todo el embarazo se puede llevar a cabo con normalidad haciendo que el metabolismo de la madre se modifique de acuerdo a la subsistencia del feto, protegiendo de la misma manera al futuro bebé del sistema inmunológico de la madre y evitar que el cuerpo lo llegue a rechazar. La placenta también se encarga de iniciar el proceso del parto.
Grados de madurez de la placenta
La madurez de la placenta se puede clasificar en cuatro grados, en el grado cero, que es el más joven, la placenta se va desarrollando durante el primer y el segundo trimestre de la gestación.
Durante el primer grado, que surge durante la semana treinta y una del embarazo, dicho órgano deja de tener un aspecto homogéneo y empieza a visualizarse ciertas calcificaciones en la placa conocida como cirial.
En el segundo grado, que se desarrolla en la semana treinta y seis del embarazo, la placenta ha dejado de tener ese aspecto homogéneo por completo debido a todos los depósitos de calcio que se encuentran alojados en ella.
En el tercer grado la placenta tiene unos elevados niveles de calcio y se pueden observar gracias a la degeneración y a la calcificación de ésta.
Importancia de conocer los grados de maduración
Existen casos en que la placenta puede llegar a madura de una manera muy prematura, es decir, que antes de la semana treinta y cuatro de la gestación llegue a un grado de maduración del nivel dos o tres, lo que conllevaría unos grados de insuficiencia placentaria con la que el bebé puede mermar o restringir su desarrollo, pudiendo conducir a una disminución de la presión arterial, conocía como hipoxemia, así como a una deficiencia en la nutrición.