Fases del estrés

El estrés pasa por distintas fases que hace el cuerpo reaccione de un modo distinto tanto a nivel psicológico como corporal. Las reacciones del organismo son conocidas como SGA o síndrome General de Adaptación. Fases del estrés Primera fase del estrés

El SGA es un conjunto de reacciones fisiológicas coordinadas, con las que responde el organismo ante cualquier agente que proviene del exterior y que resulte estresante, preparándole para la acción. Estas reacciones ayudan a la persona a enfrentarse a situaciones de emergencia de tres formas distintas: propiciando la utilización de mayor fuerza en cortos períodos de tiempo, estimulando una actividad durante un período más largo de lo que normalmente sería posible o reduciendo la sensibilidad al dolor.

El SGA tiene tres fases la primera de ellas conocida como de alarma o de shock y donde se movilizan las defensas del organismo, haciendo pasar a la persona por un período en el cual no acaba de comprender la situación que le rodea, viviéndolas tan solo como conflictos que ha de superar. Pero llega un momento en que se da cuenta de que la situación le supera y que sus fuerzas se debilitan, tomando conciencia de la presencia del estrés. Entre los primeros síntomas de esta fase inicial de alarma se detecta una excesiva irritabilidad, cambios de humor repentinos, un estado permanente de nerviosismo o tener una actitud irascible con toda la sociedad en general.

Segunda y tercera fase del estrés

El segundo estado es conocido como de resistencia que es cuando la persona en cuestión nota que su cansancio aumenta a la vez que disminuye su rendimiento e intenta buscar medidas para que esto no suceda. Se sobrepone, se organiza de otra manera, toma vitaminas y todo ello para demostrarse a sí mismo que es capaz de hacer todo como antes. Durante esta fase el carácter se vuelve insoportable, pueden aparecer tics, taquicardias, sudoración excesiva, vértigos e incluso la aparición de manías llegando a obsesionarse hasta consigo mismo.

En la tercera fase nos encontramos con un estado total de agotamiento ya que la persona se encuentra totalmente superada por la situación en la que vive. Descansa mal, sufre de insomnio o duerme de forma sobresaltada lo que provoca que al despertarse no pueda levantarse y ponerse en marcha. En este momento es cuando el individuo llega a adoptar posturas fóbicas o de rechazo a su trabajo, deseando que pasen los días cuanto antes para llegar a casa y descansar, cosa que tampoco sucede, pues no deja de pensar en los problemas derivados de su estrés. En esta situación la persona aparece dominada por una sensación de prisa e impaciencia que le hace vivir constantemente angustiada, teniendo siempre la idea de pérdida de tiempo.

En esta fase domina la apatía, algo parecido a la depresión, que se caracteriza por un  desinterés generalizado, una falta de control de las emociones, sensación de enfermedad, estados de agitación o de pasividad y falta de ilusión por todo con unas ganas especiales de huir.