Cuando se planea un embarazo, se sospecha de uno o la noticia está confirmada, el siguiente paso es acudir a un médico. Si se es de las afortunadas y ya se cuenta con un médico de confianza, muchas felicidades; pero si aún no o se desea probar con otra opinión, a continuación se presentan algunos consejos y elementos para tomar en cuenta a la hora de la elección. La búesqueda del médico adecuado. En primera instancia se debe elegir a un médico ginecobstetra, a diferencia de un ginecólogo que se encarga de todo aquello relacionado con la salud femenina, un ginecobstetra además de esto es experto en el cuidado pre-natal. Se debe buscar a aquel calificado en su área y con amplios conocimientos. Una manera fácil de lograr este elemento es valorando los reconocimientos obtenidos, diplomas, títulos y similares de un médico. Si se requiere además, la seguridad sobre la experiencia y certificados del obstetra, se pueden tener en cuenta consejos de ginecólogos de confianza, así como la recomendación de familiares y demás personas cercanas.
Valoración del médico. Habiendo elegido ya al médico apropiado, el siguiente paso es la valoración en persona del médico mediante una consulta. Un buen ginecobstetra debe valorar tanto a la madre como al bebé y el desarrollo en general del embarazo, debe hacerla sentir absolutamente cómoda y confiada desde la primera consulta.
Se debe saber que una consulta completa en el embarazo debe estar constituida por preguntas y valoraciones básicas, como toma de presión, medida del vientre, peso de la madre, ecografía y entrevistas, entre otras acciones. Al elegir al médico la futura madre debe sentir que todas sus dudas y miedos, quedan resueltos.
Importancia de la elección. No se debe permitir un trato denigrante o burlesco, ni antipático. Si se siente que el médico elegido no cumple las expectativas o genera un ambiente de incomodidad, existe total libertad de hacer el cambio cuantas veces se requiera o crea necesario. El trato humano juega un papel muy importante en esta elección, así como el profesionalismo y la calidad en general tanto de médico como de la institución que lo avala. Así como la participación de la mujer al exigir y participar en todo el procedimiento. La madre es quien al final debe elegir con quién quedarse, ni la pareja, ni la suegra, ni amistades, etc. La elección debe ser con convicción y pensando siempre en lo que mejor le vendrá a su salud y la del bebé.