El sol y posibles trastornos en la visión de los niños. Parte II

Si las irritaciones, lagrimeos e inflamaciones de nuestros hijos no suceden simplemente en la época estival sino que estos síntomas persisten, puede llegar a tratarse de un problema en la visión por lo que es necesario visitar cuanto antes al pediatra para que nos remita al especialista y le realice su primer control ocular. El sol y posibles trastornos en la visión de los niños. Parte II

Consejos prácticos

Al igual que un tratamiento farmacológico es necesario en el caso de que el pequeño sufra problemas en su visión, existen una serie de medidas que nos permitirán prevenir o al menos aliviar los síntomas y por consiguiente, el malestar del pequeño. Cualquiera de estas recomendaciones pueden aplicarse en caso de padecer conjuntivitis alérgica o bien para proteger los ojos sanos de nuestros hijos.

En primer lugar es aconsejable evitar la luz solar entre las 11 horas y las 16 horas, momento en que nos encontramos con las horas más calurosas del día. Este consejo es adecuado para la salud de los ojos de los niños y de su piel.

Siempre que el niño salga al aire libre, ya sea de vacaciones o en la ciudad, es necesario que lleve gafas de sol para protegerle de cualquier agente irritante como el polvo o el polen así como de las radiaciones del sol.

Si es demasiado pequeño y no quiere utilizar estas gafas podemos optar por usar una gorra que le proteja muy bien los ojos del sol. Los bebés que aún van en cochecito o en su silla de paseo, con abrir la sombrilla o echar la capota bastará siempre que con ello logremos tapara la cara del niño y que quede a la sombra.

Si el niño sufre de alguna alergia es importante no llevarle de paseo por el campo sobre todo en período de floración para evitar o al menos reducir al mínimo, que entre en contacto con cualquier alérgeno.

¿Cómo aplicar un colirio?

En caso de irritación de los ojos del niño por entrarle arena en los ojos por ejemplo, será necesario enjuagarle con mucho cuidado y muy meticulosamente toda esta zona con agua dulce, siendo en general suficiente con esta medida, pero si la arena ha logrado irritar la mucosa conjuntival será necesario recurrir a un colirio lubrificante para eliminar los restos de la arena y aplicar compresas con agua fría para intentar aliviarle las molestias.

A la hora de aplicar el colirio no es necesario que el niño tengo los ojos muy abiertos, pudiéndose efectuar esta operación incluso mientras el niño está dormido. Para ello bastará con elevar su párpado y dejar que las gotas caigan dentro del ojo.

Pero si el pequeño estás despierto y queremos tener la seguridad de que el colirio llegue hasta su destino, conviene aplicarle alguna gota extra ya que el riesgo de sufrir una sobredosis es muy pequeño estos casos, ya que si hubiera un posible exceso de este líquido, se saldría de sus ojos cuando el niño los cerrara o bien se limpiarían automáticamente con sus propias lágrimas.