El papel del padre

El papel del padre en la tarea educativa de sus hijos es fundamental y debe ir unido al de la madre si queremos que emocionalmente sean estables. El papel del padre

El papel del padre en la familia no es menos importante que el de la madre, cada uno tiene su función específica que el otro miembro no puede sustituir. El roll de cada uno es diferente, aunque ahora por el trabajo de la mujer fuera de casa, se ha ampliado el reparto de funciones dentro del hogar.

El hombre moderno colabora y entiende todo a lo que hay que llegar en la casa, y reconoce todas las obligaciones como obligaciones comunes: ir al supermercado, llevar a los niños al colegio, pasar el aspirador, hacer la cama… nada hay fuera del interés de un padre que quiere contribuir a sacar su familia adelante.

El padre aporta protección y seguridad en el desarrollo de los hijos, aparentemente parece que pueden necesitar más de la madre, pero los niños necesitan de la mirada de aprobación de su padre y de su respaldo en todo el camino evolutivo como personas.

El padre siempre representa la autoridad, aunque nadie lo haya establecido así, y aunque nadie se lo haya explicado al niño. El niño percibe en la figura del padre si hay afecto, se da cuenta si al padre le ilusiona su presencia. Por ejemplo a los bebés no nacidos se les acelera el ritmo cardíaco cuando el padre se acerca a la madre.

Actualmente los padres y las madres por sus obligaciones profesionales están casi el mismo tiempo en el hogar, por eso es muy gratificante comprobar el interés de los dos por conciliar la vida laboral y la atención a la familia. Al llegar a casa hay que distribuir funciones y saber de todo: hacer la cena, poner una lavadora, recoger el lavavajillas, revisar las tareas de los niños. Un matrimonio que comparte las obligaciones familiares tiene más posibilidades de evitar problemas matrimoniales; si ambos compaginan trabajo y atención a la familia a diario, se comprenderán mejor, se ayudarán más, el diálogo estará abierto en lo pequeño cotidiano y habrá búsqueda de complicidad y subsidiariedad para todo.

Los hijos perciben esta contribución en paralelo y se suelen sumar a ayudar. La unidad familiar crea más unidad.

La figura de la madre contribuye a la unión del padre con los hijos, generalmente las madres enseñan a decir papá primero que mamá. El afecto de la madre hacia el padre lo perciben los hijos, y eso genera una corriente afectiva natural.

Ese equilibrio emocional que queremos que nuestros hijos adquieran y con el que crezcan, parte del equilibrio de la relación del matrimonio. Las rupturas o discordias entre el marido y la mujer, afectan a los hijos enormemente, ya que ellos construyen su seguridad a partir del apoyo que reciben en su familia. Si en el matrimonio hay problemas, se presta menos atención a los hijos y las relaciones son ásperas, eso contamina el ambiente familiar y los hijos lo acusan, no sólo afectivamente sino en su rendimiento escolar y en el edificio de su personalidad que está construyéndose. Hay que esforzarse por no perder la armonía en el ambiente familiar, el resultado de esa lucha la recogeremos en nuestros hijos.