Educación del control de las esfínteres

Una de las partes más importantes en el proceso de socialización del pequeños es el del control de las esfínteres que suele tener lugar entre su segundo y su tercer año de vida. Educación del control de las esfínteres Cuando comenzar la educación del control de las esfínteres

Si se tiene en cuenta que el niño recibe una agradable aprobación por parte de los adultos a la hora de conseguir un control de la orina o de las heces, estará más que interesado en lograrlo pues al fin y al cabo todo lo que los pequeños buscan es la atención de los adultos.

A la hora de tomar la decisión de comenzar con esta enseñanza es importante conocer el desarrollo del niño ya que a partir de los 15 meses, más o menos, es cuando éste comienza a regular su micción diurna por lo que el momento más adecuado para empezar puede considerarse a partir de los 10 meses que generalmente es cuando ya anda solo. Comenzar antes sólo supondría fracasar en el intento y por tanto crear situaciones de tensión entre los padres y el hijo. Si por el contrario el niño se encuentra preparado para aprender, los resultados serán positivos, algo que estimulará a todos.

Pautas para enseñarle a controlar las esfínteres

El primer paso a seguir será colocar al pequeño en el orinal por espacios breves que dependerán de la personalidad de él. Para un niño muy activo y que se mueve continuamente, con 10 minutos serán necesario. En cambio para un niño más tranquilo y que se entretiene fácilmente, la media será de unos 20 minutos. En cualquiera de los casos, el estar sentado en el orinal no debe recibirlo como un castigo por lo que es importante que tengan algo con lo que entretenerse como su cuento favorito, por ejemplo.

Cuantas más veces se repita esta conducta, más fácil le resultará aprenderla, siempre, eso sí, que lo haga en un ambiente relajado y tranquilo. Darle bastante líquido antes de proceder a sentarle en el orinal, es una buena opción para que aumenten sus ganas de orinar. La utilización de un muñeco que simule estar orinando también conseguirá estimular al pequeño ya que por imitación, el intentará hacer lo mismo.

Muy importante es la actitud de los padres ante los resultados. Si consigue orinar o defecar en el lugar indicado, se deben emplear todo tipo de elogios y de muestras de cariño para conseguir estimularle. Si por el contrario no lo logra, hay que evitar castigarle o regañarle. Evitar angustiarse ante la actitud de un niño al que le cueste más que a otros aprenderlo, es primordial a la hora de conseguir que el pequeño logre el control de sus propias esfínteres.