Descubrir el bosque con todos los sentidos

Es necesario implicar a nuestro hijo en alguna experiencia con el ambiente que le rodea por lo que un simple paseo por un bosque por ejemplo puede bastarnos para estimular su curiosidad y que se anime a ejercitar todas sus capacidades sensoriales. Descubrir el bosque con todos los sentidos

Tocar

Podemos pedir a nuestro hijo que nos describa con sus propias palabras las sensaciones que está experimentando cuando toca cada una de las cosas que está observando en un bosque como por ejemplo los árboles, la tierra, la hierba, las hojas secas, etc.

Saborear

Mientras vamos caminando entre los arbustos y los árboles podemos hacer notar al pequeño que en sus ramas ya no hay frutos porque está llegando el invierno, pero si este paseo lo realizamos en otras estaciones del año resultará divertido recoger arándanos, moras o castañas y degustar su sabor después. En verano incluso podemos organizar un picnic y enseñar al nuestro hijo cuales son los productos que se pueden comer de la naturaleza.

Escuchar

La naturaleza nos habla y para escucharla tan sólo debemos permanecer un rato en silencio y abrir nuestros oídos bien para oír todo lo que nos dice. Durante nuestra excursión por el bosque sugeriremos al niño que se pare y que permanezca en silencio durante unos segundos para intentar escuchar el maravilloso y relajante sonido de nuestra naturaleza. Después podemos preguntarle que ha estado escuchando: como el viento movía las hojas, los pájaros cantando, el agua de un río o arroyo, etc.

Observar

¿Cuáles son los colores predominantes en un bosque durante el invierno? Podemos intentar descubrirlos y observarlos junto con el niño y que éste vaya apuntando en su memoria los tonos más fríos de las piedras, los más cálidos de la tierra, el amarillo de las hojas que el viento todavía no ha logrado desplazar o el verde del musgo. Al llegar a casa podemos pedir a nuestro hijo que intente reproducirlos todos en un folio.

Además de los colores podemos observar todas las formas existentes, por ejemplo la de las hojas que todavía se conservan en los árboles o de las que están en el suelo, las de las piedras que encontramos por el camino, etc.

Olfatear

El bosque tiene un aroma diferente y especial en cada una de las estaciones del año. En invierno por ejemplo prevalece sobre todos los demás aromas el del musgo. Podemos intentar descubrir y sentir junto con el pequeño todas las impresiones olfativas que están relacionadas con la estación más fría del año, para ello podemos por ejemplo acercar nuestra nariz a la corteza de un árbol, a la tierra o a los helechos. Después tan sólo deberemos preguntarle si nota que estos elementos desprenden algún olor en particular y a ser posible que nos los describa.

También podemos sugerir al niño que intente memorizar todas estas sensaciones porque los aromas de las flores por ejemplo que sentirá durante la próxima primavera, serán muy diferentes.