Cada año, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la neumonía se cobra la vida de 1,8 millones de niños en todo el mundo. 
«La neumonía produce más muertes en niños pequeños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas como diabetes, dolencias cardiovasculares y respiratorias, que el sida, el paludismo, la tuberculosis y el cáncer de mama juntos», explica un documento de Fighting Infectious Diseases in Emerging Countries (FIDEO), una organización sin fines de lucro creada en Estados Unidos, que brinda recursos para desarrollar programas para la lucha contra las enfermedades infecciosas en los países emergentes.
La neumonía es una infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones y su principal causa es el neumococo, una bacteria que se transmite al toser o al hablar. Los niños con menos de 5 años y los adultos mayores de 65 son los principales grupos de riesgo, además de los que sufren afecciones médicas subyacentes (diabetes, enfermedades cardíacas, asma, VIH o sida) y los fumadores. Sin embargo, cabe destacar que entre un 15 y un 23% de los bebés no se enferman debido al enorme poder preventivo de la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad.
Frente a este problema se ha constituido una coalición global de lucha contra la enfermedad, que impulsa cada año el World Pneumonia Day (12 de noviembre), con el objetivo de crear conciencia sobre este flagelo.
A pesar de los avances médicos y la existencia de antibióticos adecuados, continúa siendo un serio problema mundial. Al mismo tiempo, lo importante es que la mayoría de los serogrupos responsables de las infecciones neumocócicas están presentes en las vacunas, por lo que la inmunización resulta crucial. Según las estadísticas, más de un millón de personas pueden ser salvadas anualmente con buena información, asistencia, vacunas y antibióticos apropiados.
Además, casi un 50% es la reducción en la tasa de infecciones por neumonía que se puede lograr gracias a la aplicación de vacunas como la Hib y la del Neumococo.
