Cómo evitar un parto prematuro

La prematuridad infantil hace que los niños sean más vulnerables a algunas situaciones de riesgo y enfermedades, y aunque en ciertos casos, el nacimiento antes de la semana 37 es inevitable, hoy en día se sabe que las embarazadas pueden prevenirlo cuidando ciertos aspectos de su vida diaria.

Cuidado prenatal

Controlar el peso, dejar de fumar, tomar alimentos que sean ricos en omega 3 o corregir la anemia, son algunas recomendaciones en el cuidado prenatal para que el niño no nazca antes de tiempo.

El tabaco incrementa el riesgo de un nacimiento prematuro así como de un bajo peso al nacer. También hay que corregir el peso materno en caso de que este sea bajo y mantener el hierro en los niveles correctos. Una alimentación correcta así como una buena higiene dental, también tienen un papel fundamental en la prevención de la prematuridad. Se debe llevar una dieta que sea baja en grasas a la vez que rica en ácidos grasos omega 3, que se encuentran presentes en el pescado azul y en el aceite de oliva. Las verduras y las frutas también son imprescindibles. Si existiera algún déficit nutricional, habrá que optar por suplementos para subsanarlos.

En cuanto a la higiene bucal, se debe acudir al dentista en el momento en que se sospeche de alguna infección dental, ya que aunque es algo infrecuente, puede ser la causa de un parto prematura de origen infeccioso si pasa a través del riesgo sanguíneo. Otra infección que hay que descartar es la de la orina. Para ello durante el primer trimestre se practicará un cultivo, y en caso de dar positivo, se tratará con antibióticos para reducir el riesgo de infección de riñones y de parto prematuro.

Antecedente

Existen ciertos factores que incrementan el riesgo de sufrir un parto prematuro como por ejemplo una pérdida fetal anterior después de las 14 semanas de gestación, así como un parto prematuro previo por una causa espontánea. También aumenta la probabilidad si se tienen malformaciones en el útero o si la mujer ha sido sometida a una cirugía en el cuello uterino para tratar lesiones precancerosas. Si se detecta cualquiera de estos factores de riesgo, la madre tendrá que pasar un control más estricto en el embarazo.

Entre las exploraciones realizadas a estas madres se encuentra la de comprobar si hay más infecciones, aparte de las ya mencionadas, como la vaginosis bacteriana, o si el cuello del útero es más corto de lo habitual, gracias a una ecografía vaginal, puesto que el tratamiento precoz en estos casos, reducirá el riesgo de un parto prematuro.

En cualquier caso, hoy en día y gracias a la preparación que se le puede realizar a la mamá antes del parto con la administración de corticoides por ejemplo, así como una vez que ha nacido el bebé, gracias a las estrategias de ventilación respiratorias, hace que un niño prematuro sobreviva más fácilmente y tengan mucho menos secuelas.