Aprender como funciona el sistema inmunitario nos ayudará a mejorar el de nuestros hijos dándoles los alimentos más apropiados y evitando los que no lo son, con lo que evitaremos distintas enfermedades al conseguir que tengan unas excelentes defensas.
Sistema inmune
Este sistema es el que protege al organismo de las diferentes bacterias, virus u hongos a las que están expuestos todo el día los pequeños. Si conseguimos que cuenten con una buena nutrición lograremos que tengan menos infecciones.
Además de la genética, un abuso de antibióticos, un estilo de vida sedentario y por supuesto una alimentación en la que se abuse de las grasas saturadas, de los azúcares y de los alimentos procesados, contribuyen a un descenso de las defensas de cualquier persona, máxime si todavía no cuenta con demasiada edad.
Ya sea por exceso o por defecto una mala nutrición es seguro que va a afectar a la inmunidad de nuestro hijo y es que igualmente un niño obeso tiene muchas más probabilidades de coger una infección ya que su flora intestinal sufre mayores alteraciones y debido a un exceso de grasa, son mayores las inflamaciones.
Alimentos para aumentar las defensas de los pequeños
Los carbohidratos que se encuentran en alimentos como las legumbres, las pastas, el arroz, el pan o la patata proporcionan la energía necesaria en las células inmunes del organismo.
Las grasas del tipo omega 3 que se encuentran en los frutos secos y en el pescado azul actúan sobre el organismo de nuestro hijos como un antiinflamatorio muy potente, todo lo contrario que las grasas saturadas que se encuentran en los embutidos, en la bollería o en las carnes rojas entre otros y que contribuyen a reducir la respuesta inmunitaria.
Las proteínas que encontramos en los huevos, el queso, las legumbres, los cereales, en la carne y en el pescado ayudan a la formación de linfocitos y de las inmunoglobulinas.
La vitamina C encontrada en las verduras y frutas como la naranja, fresas, mandarinas, pimiento o perejil y la vitamina D que se encuentra en los productos lácteos sin desnatar o en la luz del sol, resultan muy importantes puesto que sus antioxidantes logran que las células del niño no se oxiden.
Para conseguir que nuestros hijos tengan un nivel de antioxidantes correcto es necesario que consuman un alimento de hortalizas o de frutas crudos en cada comida.
A partir de los dos años de edad también podemos incluir el polen en la dieta de nuestros pequeños ya que contienen nutrientes como minerales, aminoácidos esenciales y vitaminas.
La miel también ayuda a descongestionar los pulmones y los bronquios además de suavizar la garganta por su alto poder desinfectante, bactericida y antiinflamatorio por lo que se recomienda su uso cuando tengamos que endulzar algún plato, evitando el azúcar. Puede empezar a consumirse a partir del año de edad.
A partir de los tres años también se recomienda el consumo de suplementos como el propóleo o la jalea real para reforzar el sistema inmunológico de nuestros hijos.