Tipos de retraso mental

Se pueden establecer tres grandes grupos de retraso mental o de oligofrenias, en función del grado de rendimiento afectivo, social, laboral y de adaptación de la persona que lo sufre. A continuación describiremos las principales características de cada uno de ellos. Tipos de retraso mental

Debilidad o retraso mental profundo

En estos casos se observa el déficit intelectual por su incapacidad absoluta para todo tipo de aprendizaje, la ausencia de juicio y razonamiento y la falta de reconocimiento de los objetos y de la mayor parte de las personas.

El individuo no tiene conciencia de su existencia, de las personas que le rodean, ni de sus necesidades y las cosas que podrían satisfacerle. En el plano afectivo únicamente muestra risas y llantos inmotivados, no se le ve sonreír ni da muestras de cariño. Sólo se observa una fuerte oposición y una reacción de sobresalto a los estímulos externos. Vive completamente aislado y rechaza el cambio.

No existe un desarrollo del lenguaje, no anda o lo hace con gran dificultad. Le han de dar de comer. Tiene una vida puramente vegetativa y con actividades monótonas. Estos casos acostumbran a presentar malformaciones.

Debilidad o retraso menos profundo

Tiene una capacidad limitada para el aprendizaje y el pensamiento es restringido, es lento a la hora de dar respuestas específicas y conocer a las personas y cosas que le rodean, sufre desorientación en el espacio y en  el tiempo.

Es consciente de su retraso y tiene conciencia de su persona y de las personas más próximas. La afectividad de este tipo de retraso mental es superficial y con tendencia al egocentrismo. Le interesan sólo las cosas que puede conseguir de forma inmediata, únicamente con esta finalidad podrá colaborar relativamente con los demás y establecer relaciones sociales. Asimila mal las frustraciones, que por otra parte, son numerosas pues vive en un mundo muy exigente.

Anda y habla y aunque construye mal las oraciones, puede hacerse entender. El individuo con estas condiciones puede realizar trabajos simples.

Se han descrito una serie de reacciones características de estos débiles mentales frente a sus propios problemas y a las actitudes conscientes o inconscientes de los padres y adultos: hostilidad frene a las personas que le rodean y es que la agresividad y gran parte de los trastornos del carácter,  se sitúan en esta categoría.

El nivel de conciencia es superior al caso anterior, aunque todavía muy restringido. Su afectividad se caracteriza por la superficialidad, el cambio en sus afectos y la tendencia a mostrarse muy eufórico en algunos momentos. Aunque tiende a vivir aislado, es capaz de una relación muy superficial con los demás. Puede desplazarse físicamente, aunque con movimientos lentos y poco coordinados. El vocabulario es reducido y rudimentario, no construye frases y usa el infinitivo, pero puede comunicarse mínimamente.

Debilidad o retraso leve

En estos casos se presenta una relativa capacidad para el aprendizaje, aunque es lento para conocer las cosas y distinguir las personas y parece no saber utilizar la experiencia. Su trastorno intelectual se caracteriza por la pobreza de su juicio y las dificultades de discernimiento y de abstracción. Tiene dificultades para la lectura, la escritura y el cálculo. Le falla la memoria, la atención y la comprensión.

Reacción paradójica frente al éxito y el fracaso, de forma que se muestra satisfecho de un pésimo resultado y en cambio, descontento cuando se le felicita por algo que ha realizado bien.