La misa del gallo

Cada 24 de diciembre, a las 12 de la noche, la iglesia celebra el nacimiento de Jesús con una misa conocida como la del Gallo. Pero ¿sabemos de donde proviene esta tradición? La misa del gallo La misa del gallo

El nombre de esta misa proviene de la historia que cuenta como un gallo situado en lo más alto de un establo, presenció el nacimiento del pequeño Jesús en el portal de Belén y salió a pregonar la buena nueva a todo el mundo. Primero lo hizo al buey y a la mula, luego a los pastores y a sus ovejas y posteriormente a la gente del pueblo.

En muchos lugares se tiene la creencia de que este nombre viene dado por el hecho de acostumbrar a comer gallo al horno durante la cena de Nochebuena, pero nada más lejos de la realidad ya que desde tiempos muy remotos era costumbre que en las iglesias se anunciase a las 12 de la noche la llegada de la Navidad con el canto de un gallo que solía proceder de un niño del coro perteneciente a la iglesia o la de un gallo verdadero que se llevaba a la iglesia con ese fin. De este modo se ha ido celebrando durante siglos la noche más larga del año rememorando el nacimiento de Jesús.

Origen de la misa del gallo

Pero en realidad esta costumbre es la acumulación de una serie de celebraciones que tenían lugar durante el solsticio de invierno y que acabó convirtiéndose en misa. Durante la noche de Navidad se celebraba el «despertar el sol» y  no se debía de dormir, pero con la llegada del cristianismo se convirtieron en la fecha del nacimiento de Jesús.

Tras cenar en casa, se salía al bosque a por teas que se encendían para emprender la vuelta hasta la iglesia del pueblo donde se juntaban todas las teas formando una hoguera alrededor de la cual se bailaba y comía durante toda la noche. La fiesta continuaba más tarde celebrándose dentro de la iglesia donde se soltaban pájaros para que alegraran con su canto el ambiente junto con un gallo que cantaba al despuntar el alba, de ahí el nombre de la misa, ya que en un principio esta celebración litúrgica tenía lugar al amanecer y no a las 12 de la noche como en la actualidad. Durante la celebración de esta peculiar misa se continuaba comiendo y bebiendo bajo la atenta mirada del cura que iba introduciendo cualquier elemento religioso cuando le era posible.