La fruta escarchada: golosina de vitaminas

El uso de esta singular fruta recubierta de azúcar que antiguamente se usaba para disimular el mal estado en el que se encontraban las frutas, es relativamente reciente como postre navideño. La fruta escarchada: golosina de vitaminas Fruta escarchada de Navidad

La conservación de frutas utilizando el azúcar ya se conocía en las milenarias culturas de Mesopotamia y de China. También los romanos conservaban sus alimentos sumergiendolos en algo tan dulce como la miel, aunque se considera que los verdaderos creadores del moderno confitado fueron los árabes que ya servían en sus opíparos banquetes, cítricos confitados que fueron adentrándose en Europa a partir del siglo XVI, llegando a convertirse en Italia en uno de los ingredientes principales para la preparación de dulces.

Para conseguir una deliciosa fruta escarchada, el primer paso es sumergir dicha fruta en almíbar para que pierda la humedad característica de este alimento y se consiga conservar durante mucho más tiempo, ya que este proceso consigue que, gracias al azúcar, se impida el crecimiento de microbios que puedan llegar a estropearla. Una vez realizado este paso, estas frutas pueden ser glaseadas o escarchadas, procedimiento que consiste en recubrir de azúcar la pieza con la diferencia de que el escarchado le da un aspecto característico de pequeños cristales al solidificarse el azúcar sobre la fruta y el glaseado le aporta un recubrimiento uniforme y liso.

El proceso de confitado puede durar varios días llegado a poder hacer en piezas enteras de frutas, en trozos de éstas e incluso en tiras de piel de dichas frutas. Cerezas, piña, melocotones, albaricoques, manzanas, naranjas e incluso dátiles, son los productos preferidos para ser confitados y posteriormente escarchados, sin olvidarnos de las famosas guindas que decoran los roscones de reyes durante estas fechas.

Escarchar frutas en casa

Preparar unas deliciosas frutas escarchadas en la tranquilidad del hogar tan sólo nos llevará algo de tiempo, pues serán necesarios varios días para que el proceso se complete y poder sorprender a los invitados durante estas fiestas navideñas. Con cualquier tipo de fruta, como ya hemos visto, agua, azúcar y algo de paciencia conseguiremos un excelente resultado sin necesidad de acudir a comprarlas y con la satisfacción del trabajo realizado en casa.

Para empezar se prepara la fruta pelándola y partiéndola en gajos gruesos. A continuación se coloca en una cazuela con agua hirviendo y se cuece a fuego lento hasta que esté bien tierna, colocándola en una fuente sin amontonarla. Por cada medio kilo de fruta se añaden 200 gramos de azúcar y 300 mililitros de agua que lo disolveremos muy lentamente hasta conseguir un almíbar para que cubra las frutas completamente y se deja reposar durante un día entero. Durante cinco días más se van añadiendo 50 gramos más de azúcar al almíbar que habíamos conseguido anteriormente para que éste se vaya concentrando cada vez más y en los tres últimos días, en vez de 50 gramos, se añadirán 75 gramos de azúcar, poniendo las frutas el último día en este compacto almíbar y dejándolas en él 48 horas más. Pasado este tiempo se vuelven a añadir otra vez 75 gramos de azúcar y se deja reposar una media de una semana. Cuanto más tiempo repose, más dulce será el resultado, pero evitando que se quede la fruta demasiado seca. Finalizado este proceso se coloca la fruta bien separada para que elimine toda la humedad durante dos o tres días más y ¡a disfrutar de este manjar!.