Hora de decir adiós al pañal

Para que un niño aprenda a ir al baño no hay que obligarlo ni preguntarle cada minuto si quiere orinar. Tampoco considerar la idea de que sea menos inteligente o que no quiere hacer las cosas, solo que cada pequeño tiene un organismo diferente y su control de esfínteres se da por si mismo. Aunque hay ciertos aspectos que pueden facilitar el proceso. Hora de decir adiós al pañal Hay momentos adecuados para dejar de usar el pañal en los pequeños y si el niño tiene dos años o más ya es justo empezar a intentarlo. Como todo proceso es de aprendizaje y no se logra de un día para otro y es importante que no se generen molestias ni para el niño ni para el padre.  Un elemento muy importante es la paciencia y el nivel de entendimiento que se puede infundir en el niño, que no tenga miedo, pereza o mal genio al realizar esta actividad sino que por el contrario tenga seguridad y confianza en sí mismo para aprender y con el tiempo hacerlo solo. 

Durante esto no deben limitarse el consumo de líquidos o tampoco forzarse al niño a hacer lo que no quiere cuando no quiere o no tiene ganas y menos cuando se les recuerda a cada momento si tiene ganas de ir al baño. El control de esfínteres se adquiere de manera natural y no es una cuestión de enseñanza como el aprender a escribir o leer y tampoco quiere decir que los niños tengan problemas de aprendizaje o que sean menos inteligentes, pues así como hay niños que aprenden a los pocos meses, hay unos que lo logran hasta cuando tienen 2 o 3 años e incluso durante ese proceso hay pequeños que pueden mojar la cama accidentalmente u olvidarlo mientras juegan. 
Hay ciertos métodos que pueden facilitar esta adecuación mental y emocional, además de física pero siempre hay que tener en cuenta que no se pueden obligar las situaciones y hay que darles tiempo y espacio. 

– Utilizar un orinar de colores o formas llamativas puede ayudar, pues se sentirá confiado en sentarse y usar algo que les gusta.

– Puede ser bueno que sean vestidos con prendas prácticas que colaboren con el objetivo, es decir, a las niñas ponerles vestidos o falditas y a los niños pantaloncitos con pretina elástica. 

– Una ayuda bastante viable puede ser que el niño presencie los hábitos higiénicos de los papas, obviamente no siempre pero sí que les sirva de guía, pues es bien sabido que los hijos quieren imitar lo que hacen sus padres. 

– No hay que obligarlo a permanecer sentado en el orinal durante mucho tiempo, pues lo que se logra es estresarlos y que armen berrinches o le cojan miedo o fastidio a orinar en ese lugar. 

– No hay que dejarlos solos porque aunque la decisión de controlar sus esfínteres es solo de ellos es bueno para ellos saber que cuentan con el apoyo de sus padres y más que demuestran una actitud agradable mientras los acompañan. Cuando se use la cisterna no hay que bajar el agua inmediatamente, pues ellos entenderán todo lo que hacen y cada paso que deben seguir cuando la usan.

– Después de unos días el niño acudirá a los padres para que lo lleven al baño, aunque habrán ciertas ocasiones en las que cuando avise sea demasiado tarde y hayan mojado su ropa o su cama.  Para estos casos hay que dejarlo mojado unos minutos y de inmediato sentirá la molestia y poco a poco avisara al momento adecuado.