Acné juvenil

El acné juvenil es una enfermedad en la piel que aparece normalmente en la pubertad, aunque también es probable que se pueda presentar entre los 20 y los 39 años de edad, siendo muy rara que continúe después de los 45 años. Suele ser más grave y frecuente en los hombres que en las mujeres. Acné juvenil

Causas y síntomas del acné juvenil

La causa de la aparición del acnés se debe a que las glándulas sebáceas expulsan la grasa que se segrega en los folículos pilosos , que es donde se forman los pelos y que si se llegan a obstruir aparece el acné debido a que la grasa que se retiene en su interior facilita que la bacteria conocida como propionibacterium acnes, crezca y se descomponga en ácidos grasos y que al ser sustancias extrañas para la piel, causan una reacción de ésta.

Las células de los folículos segregan una sustancia llamada queratina, que al ser mucho más compacta de lo habitual llega a taponar la salida de ésta provocando una obstrucción en dichos folículos. Este trastorno tiene su origen en las hormonas sexuales masculinas encargadas de provocar durante la pubertad, el desarrollo de las glándulas sebáceas, pero también es cierto que es necesaria una predisposición de tipo genético. En ocasiones suele aparecer este tipo de trastorno de la piel por tratamientos con corticoides.

Las lesiones que puede presentar este tipo de trastorno de la piel son muy variadas y dependiendo de la edad en la que se presenten. Suelen afectar a aquellas zonas del cuerpo que contienen más glándulas sebáceas como el cuello, la cara,  la espalda, los hombros o la parte superior del pecho, aunque la lesión más común son los comedones, que son unos pequeños bultos provocados por la retención de la grasa. Éstos pueden ser abierto o cerrados. Los primeros se caracterizan por tener el orificio del folículo algo dilatado y suelen aparecer como puntos negros ya que en ellos se acumula la melanina y el aire la oxida. Los cerrados están cubiertos de una piel normal.

¿Cómo actuar frente al acné?

Lo primero que hay que hacer frente a esta situación es acudir a un dermatólogo ya que el tratamiento a seguir depende de la gravedad del acné y del tipo de piel. Es importante no ser impaciente ya que este trastorno no desaparece de la noche a la mañana pues pueden pasar entre cuatro y seis semanas hasta el momento en que se empiece a notar una mejoría en caso de padecer lesiones leves, pues las más antiguas pueden llegar incluso a tardar meses en desaparecer completamente. Mantener una cuidadosa higiene, tratando la piel con jabones suaves y ser constantes, ya que esta enfermedad es crónica y puede reaparecer en diversas etapas de la vida, son otros puntos que se deben tener en cuenta a la hora de actuar.

Por supuesto no se deben aplicar ni aceites ni ningún tipo de cremas que contengan grasas y nunca exprimir las lesiones pues facilitará la aparición de cicatrices. También es importante estar pendiente de aquellos alimentos que empeoran el acné, para eliminarlos, en la medida de lo posible, de nuestra alimentación, aunque en realidad no se comprobado científicamente que existan comidas que perjudican la aparición del acné.