Inestabilidad psicomotriz. Hiperactividad en los niños

Uno de los trastornos más llamativos dentro del cuadro de inestabilidad psicomotriz en los niños es la hiperactividad, trastorno que conlleva una serie de comportamientos bastante frecuentes y comunes. Inestabilidad psicomotriz. Hiperactividad en los niños

Comportamientos típicos de la hiperactividad

Un movimiento corporal excesivo en el que el niño aparece continuamente moviéndose, retorciéndose, caminando, tropezando, saltando y así sucesivamente, son síntomas de que el niño puede sufrir de hiperactividad. Además raramente está sentado o jugando tranquilamente.

La impulsividad es otro de los síntomas de los niños hiperactivos. Actúan frecuentemente y se mueven según el estímulo del momento, sin pensar en la consecuencia de sus actos y aparentemente, sin autocontrol o inhibición. De igual manera tienen una atención dispersa, estando muy distraído y sin poder concentrarse en la mayoría de los casos, durante algún período de tiempo, no atiende a las órdenes o instrucciones y tiene un alto grado de dificultad para contemplar las tareas asignadas o los proyectos.

El niño hiperactivo tiene amplias variaciones en sus respuestas. Un día lo realiza todo muy bien y al día siguiente, puede tener problemas considerables con la misma tarea o actividad. Teatralidad considerable en cualquier caso. También suele reaccionar frecuentemente a la estimulación con llanto, rabietas y otros estallidos emocionales. Su comportamiento puede tomar muchas formas, por ejemplo, la agresión directa.

Niños hiperactivos

El niño hiperactivo tiene dificultad en tareas tales como escribir, dibujar, calcar y recortar. Un equilibrio escaso y torpeza en el juego son otros indicativos. Ocasionalmente puede perseverar en alguna actividad durante un período de tiempo considerable. Un niño hiperactivo puede experimentar problemas en la exactitud y en hacer operaciones básicas de suma, resta, multiplicación y división. Muchos de estos fallos están asociados comúnmente a dificultades para prestar atención y retener una información específica. Surgen impedimentos también para asociar los sonidos alfabéticos y letras con los fonemas, en la comprensión y en las habilidades relacionadas. Sin embargo, los niños con problemas de lectura no son siempre hiperactivos.

Suele olvidar frecuentemente las instrucciones, órdenes, lecciones y encargos. Le es difícil la retención general de la información, aún con una ejercitación intensa. El niño tiene un pobre concepto de sí mismo o baja autoestima y tiene a renunciar rápidamente debido a su extenso registro de fracasos. Si se le convence de intentar nuevas tareas, lo hace de mala gana y con frecuencia manifiesta abiertamente que es una pérdida de tiempo, ya que en cualquier caso, no “puede” hacerlo.

Cierto grado de hiperactividad es normal y recomendable en los niños pequeños, puesto que aprenden mediante procesos de movimiento activo del cuerpo y exploración sensorial. A medida que maduran van desapareciendo estos comportamientos.

Las causas de este trastorno son múltiples. Pueden darse disfunciones neurológicas que no permitan al niño atender, percibir y responder a su entorno. Estas disfunciones son debidas a un desequilibrio neuroquímico en el cerebro y en el sistema nervioso. Los déficit de proteínas durante el crecimiento, las carencias nutricionales crónicas de vitaminas y minerales, las alergias y los traumas o lesiones neurológicas son algunos de los factores que pueden provocar desatención, irritabilidad, conducta motriz excesiva y en consecuencia, dificultades de aprendizaje.