El estrés. Consecuencias y respuestas del organismo

El término estrés es una palabra que se usa cotidianamente por la gente de la calle que cada uno interpreta a su manera pero que desde un punto de vista psicológico es el estado en el que está un organismo cuando se encuentra amenazado por algo que puede llegar a desequilibrarlo. El estrés. Consecuencias y respuestas del organismo Consecuencias psicológicas

Podemos decir que el estrés es el resultado de la percepción, generalmente incrementada, por una persona, ante determinadas situaciones y que reacciona a través de respuestas fisiológicas, endocrinas, psicológicas, etc. etc. Por tanto, el estrés es una respuesta integral y específica del organismo que puede considerarse como normal ante una situación de conflicto psicológico donde nos permite mantener los pensamientos y las reacciones dentro de un orden controlable o por el contrario, podemos caer en un desorden o una incapacidad para reaccionar adecuadamente con una sensación de fatiga, agresividad y disgusto y es en este momento cuando hablamos de estrés propiamente dicho.

Podemos encontrarnos con un nivel de estrés moderado, incluso deseable para la realización de nuestras actividades diarias, otro nivel de estrés peligroso y por último, otro nivel de estrés en el que es necesario recurrir a tratamientos médicos para modificar algunas actitudes y conductas de la persona afectada.

Pero sin lugar a dudas, la repercusión más importante del estrés es la pérdida de la capacidad para ser feliz, ya que se sufre continuamente y no se encuentra la manera para disfrutar de los aspectos más favorables de la vida. Junto con esta sensación de infelicidad se disminuye el rendimiento en todos los aspectos de la vida y se crea una valoración negativa de todas las situaciones que se viven.

Respuestas del organismo ante el estrés

Las respuestas de nuestro cuerpo ante una situación de estrés puede clasificarse en distintos niveles. El primero es el del sistema nervioso autónomo que se manifiesta con sensaciones de vértigo, cefaleas, taquicardias, contracciones musculares, etc. En un segundo nivel encontramos las respuestas de tipo hormonal provocando la aparición de enfermedades o agravando las ya existentes. Úlceras gastroduodenales, hipertensión, desarreglos menstruales, son algunas de las respuestas que obtendremos por parte de nuestro organismo en situaciones elevadas de estrés y que son consideradas como un signo de alarma para advertirnos que algo no funciona adecuadamente y por tanto tenemos que modificar nuestra relación con el entorno ya que de continuar este tipo de señales podría llegar a producirse una lesión más seria en nuestrr organismo. En un tercer nivel encontramos respuestas de tipo inmunológico, donde las defensas de nuestro organismo se ven disminuidas por lo que es más probable que se lleguen a padecer gripes, resfriados, diabetes, hipertiroidismo, etc.

Todo esto altera nuestra esfera emotiva y cognitiva provocando en el pensamiento y en las emociones de la persona la sensación de incapacidad para afrontar la vida cotidiana o un determinado aspecto de ella. La conducta se modifica negativamente y las capacidades personales disminuyen notablemente incluso a veces, de una manera espectacular.