Tolerar la frustración

Querer alcanzar sueños es parte de la naturaleza humana. Para muchos, no poder concretar una meta -sea una casa, un coche, tener un hijo o formar una familia- conduce a un solo camino: la frustración. Lo importante es tratar de modificar nuestro nivel de tolerancia a la misma. Tolerar la frustración Cuando una persona se frustra, por no alcanzar algo que quería, inmediatamente suele tener dos reacciones: la primera es el enojo, que generalmente implica formas de violencia. El enojo mal canalizado hace gritar, insultar o aún golpear. Toda persona que expresa enojo desmedido o violencia es porque ha tenido una frustración: detrás de todo golpeador hay siempre un hombre frustrado. El enojo y la bronca, a veces son contra uno mismo: «Qué tonto fui«, «¿Por qué me pasa esto?«. La segunda reacción, opuesta a la violencia, es la tristeza, una sensación que trae aparejada melancolía y resignación. Con frases del tipo «Es lo que me tocó, qué le vamos a hacer«, entra el aislamiento y empieza a invadir la vida.

Cuando se analiza la poca tolerancia a la frustración y los recursos que mucha gente despliega para evitarla, se entrevé mucha inmadurez. Hay, por un lado, personas que no soportan la frustración porque en su infancia se les negó todo: no recibían nada, todo era pérdida y negación. Ante la mínima cosa, se hacen golpeadores. Muchas de las personas que maltratan han tenido frustraciones en su infancia: querían el amor de su padre y el papá les dijo «no»; querían el cariño de su mamá, y también recibieron un «no». «Si vos me tratas bien, no te castigo«, es lo que suelen querer decir estas personas, convencidas de que los demás están para darle lo que ellos quieren, sin demoras ni obstáculos.

Por otro lado, hay gente que no tolera la frustración porque ha sido sobreprotegida en su infancia. Son aquellos que de chicos, después de llorar y llorar, conseguían siempre que sus padres les dieran todo lo que querían. Sin haber pasado por ninguna frustración, llegan a grandes y ¿qué hacen?: lo mismo. Y si la vida no les da todo lo que quieren, entonces protestan, siguen encaprichándose.

Para vencer la frustración necesitamos elevar nuestro nivel de tolerancia. Y para ello es preciso no esperar nada de nadie. «Es que quiero que él me haga feliz, yo me siento sola sin él«, dicen algunas mujeres que esperan que el otro las haga sentir acompañadas. «Necesito que él me hable para sentirme amada«, afirman aquellas que esperan que el otro las haga sentir amadas.

Cuando se hace algo para el otro, si se hace esperando que una compensación, deviene la frustración si esto no sucede. Pero al no esperar nada de nadie, se es libre y se puede servir a la gente porque uno quiere y porque da gusta hacerlo. Así se disfruta mucho más.

Levantar la voluntad es otro paso que hay que dar. Pero para tener una voluntad firme es preciso primero levantar la estima. La voluntad tiene que ser activada. Entonces, se camina diciendo: «Tengo la voluntad de salir adelante. Voy a superarme, superar lo que logré hasta hoy«.

Finalmente, hay que decir que al emprender cambios interiores no siempre es fácil encararlos solos. Muchas veces es necesario buscar ayuda en los mentores, esas personas a las que se admira porque lograron lo que quisieron. Identificarlos e ir un paso más allá para entender cómo hicieron, es el siguiente desafío.

Tips anti frustración
– Recordar controlar el enojo desenfrenado.  
– Ponerle un alto a la tristeza.
– Alimentar la estima y buscar mentores que guíen en los cambios y mejoras a emprender.
– Aceptar que la frustración es parte de la vida: no todo lo que queremos es lo que en realidad necesitamos. No todo lo que necesitamos lo alcanzamos en el momento que queremos.