¿Qué es una depresión neurótica?

Este tipo de depresión se inicia generalmente como una reacción ante una pérdida o fracaso de cualquier tipo. Cualquier hecho que afecte profundamente a una persona, como puede ser la ruina económica, la muerte de un ser querido, la pérdida del trabajo o incluso un divorcio no deseado, puede ser el desencadenante para sufrir este tipo de trastorno. ¿Qué es una depresión neurótica?

Síntomas de la depresión neurótica

En este tipo de depresión predomina la pérdida de la autoestima al contrario que en la depresión de tipo psicótico que se basa principalmente en los sentimientos de culpa de la persona que la padece. Este estado se debe a un conflicto interno, ya sea real o imaginario que se desencadena por un acontecimiento precipitado. La intensidad de la depresión neurótica sube o baja en función de los incidentes de la vida cotidiana y que no tiene el ritmo diario de la depresión psicótica. En la depresión neurótica no hay ideas delirantes ni alucinatorias, ya que pospensamientos se basan en los aspectos de la vida cotidiana y real del paciente a los que tiende, sin quererlo, a darle muchas vueltas.

Este tipo de pacientes acusan al destino, a la suerte, al entorno o a las personas con las que convive de sus males. A este tipo de personas es muy sencillo reconfortarles momentáneamente y hacerle exponer sus dificultades. El diagnóstico de este tipo de depresión se basa en un descenso de humor y del estado de ánimo que puede prologarse demasiado ante un determinado problema o disgusto.

Causas de la depresión neurótica

El origen de esta enfermedad se debe a múltiples factores y aunque puede haber un factor desencadenante, no puede considerarse que haya una causa única.

Los enfermos depresivos suelen tener unas características de su personalidad que les predispone a padecer una depresión, aunque la posesión de dichos rasgos no significa que se vaya a caer en dicha enfermedad. Los rasgos dominantes son el sentido de la responsabilidad, el elevado nivel de autoexigencia, la preocupación por el orden, la previsión, el perfeccionismo, el temor a la posibilidad de cometer errores o realizar inadecuadamente el trabajo y la necesidad de tenerlo todo controlado. El fracaso es vivido como un hecho extraordinario que les puede llevar a deprimirse. Algunas personas son más frágiles ante la adversidad y más pesimistas, lo que les hace ver sólo el lado más negro de las cosas y que se ofenden o duelen por el menor detalle. Conocer la alteración fisiológica implicada en este tipo de depresión, permite la utilización de medicamentos que pueden actuar directamente sobre las alteraciones bioquímicas neurológicas.

Una persona que haya recibido mucha desaprobación durante su infancia o que sus padres no le hubieran aceptado como era, difícilmente puede llegar a ser un adulto con una buena imagen de sí mismo. Cuando la persona padece una depresión, se autoevalúa negativamente de una forma global y se puede llegar a sentir incompetente y poco querido. Incluso si tiene éxito en algo, lo interpreta como buena suerte  y le quita importancia, pero si fracasa, se lo achaca a sí mismo.