Problemas en los pies de los niños

Los pies de un niño pueden llegar a presentar diferentes problemas pero en la mayoría de los casos desaparecen con muy poca ayuda aunque otros son algo más importantes. Descubre alguno de ellos. Problemas en los pies de los niños

Pie equinovaro o zambo

Normalmente este tipo de problema se suele detectar en las ecografías prenatales y después se confirma en el momento del nacimiento, ya que los pies aparecerán mirando hacia dentro y hacia abajo como los dedos de ambos pies enfrentados. Resulta importante solucionarlo durante los primeros días de la vida del bebé ya que es en ese momento cuando sus huesos tienen mayor elasticidad. Si se deja pasar, probablemente será necesario recurrir a la cirugía.

Suele tratarse de una malformación congénita porque los tendones de los pies son más cortos y más densos de lo normal lo que provoca que ya en el mismo útero, el pie se vaya deformando.

El tratamiento se realiza con yesos correctores y el niño podrá hacer después de él una vida normal que incluye actividades físicas y deportes.

Pie plano rígido

En este caso el pie no tiene arco, además de doler y tener poco movimiento. Suele diagnosticarse al llegar la pubertad ya que al hacer ciertas actividades produce dolor. En este caso se trata de una malformación congénita por existir uniones anómalas entre los huesos de los pies que limitan el movimiento normal de algunas de las articulaciones del pie a la vez que sobrecargan otras.

Si las molestias no son muy fuertes bastará con recurrir al uso de unas plantillas. Si el dolor es muy persistente puede ser necesario recurrir a la cirugía, aunque en la mayoría de los casos no hace falta ningún tratamiento ya que es corriente que hasta los tres años, en los que el puente se marca más, el niño tenga los pies planos.

Pie cavo varo

En este caso el pie desarrolla un puente muy grande y aparece girado hacia dentro. Es una deformación no una malformación. El aumento del arco se va produciendo de una forma lenta, generalmente entre los cinco y los once años.

La mayoría de las veces este pie puede ser un síntoma de un problema neurológico y por eso el médico de cabecera remitirá primeramente al neurólogo para confirmar o descartar cualquier problema de este tipo.

El tratamiento consistirá en la utilización de plantillas para que la superficie de apoyo aumente y se evite la aparición de callosidades o de zonas de mucha presión que pueden llegar a resultar muy dolorosas. Si el problema es mucho más grave y el niño aun es pequeño, se realizará una sencilla cirugía que consistirá en cortar las bandas de tensión de la planta de los pies para permitir que el arco se aplane. Si es pequeño es mayor de cinco años, se necesitará una cirugía que ayude a corregir la deformidad del hueso. Si el problema es de tipo neurológico, el pronóstico va a depender de la evolución del trastorno que tenga.