Niños hiperactivos

Los niños hiperactivos casi siempre están tratando de llamar la atención de sus padres. Para ello, es necesario que puedas leer los mejores consejos para alivianar esta carga emocional. Niños hiperactivos

La hiperactividad quiere decir que es un niño muy inquieto y le falta la atención de una forma muy preocupante. Un niño alrededor de los dos o tres años es normal que sea inquieto. La falta de atención y la inquietud constante son síntomas que, por lo general, los padres cuentan al médico, con frecuencia avisados por los profesores. Suele ser más frecuente en los varones.

Con frecuencia muchos de los niños con este trastorno tienen dificultades en el aprendizaje, lo que origina muchas veces, el abandono de los estudios en la adolescencia. Algunos de estos niños tienen asociada alguna alteración psiquiátrica, sobre todo problemas de ansiedad, con miedos y rabietas o depresión y baja autoestima, y otros trastornos de conducta. Presentan mayor riesgo de padecer conductas antisociales en la adolescencia. La sintomatología mejora mucho con la edad, pero los síntomas pueden persistir en la edad adulta, en algunos casos.

Existen factores biológicos y genéticos. Desde el punto de vista genético, si hay otros hermanos o padres con el mismo trastorno el porcentaje para que aparezca, es alto.

Con los adelantos científicos actuales es posible visualizar el funcionamiento del cerebro y detectar esta enfermedad. En la que falla la actividad que es necesaria para focalizar la atención. Es necesario que sea un especialista el que distinga si se trata de un niño inquieto, o de un niño con trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad, para poder darle lo antes posible el tratamiento adecuado.

Son niños que desde que son bebés están dando la lata, lloran o no duermen bien, o son muy activos y espabilados, se levantan de la cuna… parecen muy inteligentes porque suelen hablar mucho y con mucha soltura.

En el colegio es donde se suele detectar. Allí se percatan de que no presta la atención, a veces dan la impresión de sordos.

Manifestaciones de desatención:

Suelen tener errores por descuidos. En el trabajo escolar suelen ser poco cuidadosos. No acaban las tareas. Parecen no escuchar cuando se le habla. En general les cuesta mantener la atención incluso en los juegos. No saben organizarse. Evitan situaciones que exigen una dedicación personal y concentración, como tareas de papel y lápiz. Con frecuencia pierden lo que necesitan objetos necesarios para hacer los deberes. Se distraen fácilmente con cosas irrelevantes, que para los demás pasan desapercibidas. Son olvidadizos en sus tareas cotidianas.

Manifestaciones de hiperactividad

Suelen mover mucho manos y pies, suelen retorcerse en su asiento. Aguantan poco sentados. Corre o salta en momentos inapropiados. Parece estar siempre como si tuviera un “motor en marcha”. A menudo habla excesivamente. Le cuesta aguardar su turno. Tienen como consecuencia de todo esto problemas de aprendizaje.

Hay que tener muchísima paciencia y saber que este trastorno, muy pronunciado en la primera parte de la infancia, mejora generalmente con la edad, aunque existen aún alteraciones en la vida adulta, en algunos casos.

El diagnóstico y el tratamiento deben ser multidisciplinar. Hay que contar con el examen de un psicólogo, y de un psiquiatra o neurólogo, las áreas que estos profesionales abarcan son esenciales para reeducar este trastorno.