Maneras sencillas de reducir el ansia de comer. Parte II.

Frutos secos, infusiones, alimentos de colores, trucos a la hora de sentarnos en la mesa, etc. son algunos de los consejos y técnicas que nos proponen personas especializadas para evitar la ?gula?? que nos provoca el estrés y la ansiedad entre otros. Maneras sencillas de reducir el ansia de comer. Parte II. Trucos para conseguir un efecto saciante

Muchos restaurantes, sobre todos los de comida rápida, incluyen en sus platos ingredientes de color rojo y/o amarillos que según algunas investigaciones, en el momento en que el cerebro los procesa, se ponen en marcha los mecanismos responsables de hacernos sentir hambre, por lo que debemos evitar este tipo de alimentos en nuestra cocina y en nuestra mesa.

En la Universidad de UTA se han llevado a cabo estudios en los que se ha comprobado que existe un desfase entre el momento en que una persona ha comido bastante y el momento en el que el estómago se siente lleno. Para esto el cerebro se fija en una serie de elementos externos y recibe la indicación, a través de la visión, de haber comido más si el plato queda vacío, para lo que se recomienda utilizar uno pequeño o si los cubiertos son grandes.

Añadir en nuestra alimentación algo de soja todos los días o algo de encurtidos que nos permiten saciar el hambre sin apenas añadir calorías, son dos buenas opciones de igual manera que tomarse una infusión de pasiflora, de valeriana o de melisa que tomadas en el momento en que se tenga sensación de hambre conseguirá calmarla y de paso tranquilizar nuestros nervios.

Comer y dormir adecuadamente

Incluir una rebanada de pan en nuestra dieta, desde luego preferiblemente integral, untado en un poco de aceite de oliva ayudará a saciar nuestro estómago ya que dicho aceite contiene un ácido graso que al llegar a éste consigue frenar el hambre.

Curioso es el estudio llevado a cabo en Estados Unidos donde se ha demostrado que las personas que huelen el aroma a menta cada dos horas aproximadamente, comen unas 2.700 calorías menos durante toda la semana ya que los olores activan las células nerviosas de la nariz y envían distintas señales a nuestro cerebro.

En contra de lo que muchas personas puedan creer, es imprescindible, en el momento en que nos asalta la sensación de hambre, comer algo, aunque eso sí, ligero. Barritas de cereales, palitos de verdura o un vaso de caldo desgrasado, nos calmará esa sensación hasta la hora de la comida.  Dormir menos de 7 horas aumenta las hormonas responsables de la estimulación del apetito, por tanto es muy importante un buen descanso para que nuestro cuerpo trabaje como tiene que hacerlo. Hacer algo de ejercicio aeróbico, que se ha comprobado estimula dos de las principales hormonas encargadas de regular el apetito o dar un paseo durante 15 minutos a paso fuerte, también reduce el ansia de comer.