Los niños y el dibujo

Dibujar es algo más que un entretenimiento, el una actividad fácil de inculcar en los niños que favorece muchos aspectos de su inteligencia. Los niños y el dibujo

A casi todos los niños les gusta dibujar. Cuando tienen al alcance de la mano algo que pinte, no dejan pasar la oportunidad de hacer unas líneas. Todos sabemos que la creatividad es un puente para el futuro aprendizaje. Si nuestros hijos desarrollan la creatividad tienen más posibilidades de llegar a ser en el colegio alumnos más atentos.

Es bueno por eso familiarizarles desde pequeños con materiales de dibujo. Además es un entretenimiento que hace que aumente su capacidad de observación y que querrán reflejar la realidad que les rodea. Agarrar el lápiz o la pintura les ayuda a escribir mejor, para los niños pequeños, el dibujar y escribir son casi una misma cosa. De hecho ellos en sus garabatos ven cosas que ni nos imaginamos. Cuando dibujan descubren el vínculo entre su mano sosteniendo el lápiz y la línea que hacen en la página. Son sus primeras creaciones originales y únicas. Ellos se dan cuenta, en cierto modo, que están dejando su «marca» en el mundo. Además de mantener cosas en sus manos y dedos, son hacen cosas nuevas y propias.

Ellos hacen pruebas creativas a su modo. Los niños mueven sus hombros ampliamente para dirigir las líneas y reflejar lo que tienen en su cabeza. Para ellos todo es nuevo, el olor de la pintura, su relación con el color, la posibilidad de innovar y pintar cosas. Por ejemplo a medida que van creciendo se pueden introducir nuevas técnicas: pintura de dedos, con pastel, pincel… Algunas veces nos sorprendemos de que disfruten tanto con la pintura y no es la primera vez, ni será la última que un niño se anime a ampliar el espacio donde dibuja y asalte las paredes de alguna habitación. Cuando dibujan suelen estar muy concentrados en la actividad que realizan, por eso es un buen entretenimiento y un buen ejercicio de atención. Por ejemplo colorear, cuando empiezan a manejar las pinturas con cierta soltura, es algo que les atrae mucho aunque no lo hagan dentro de las líneas.

A medida que crecen tienen cada vez más control sobre los músculos de sus manos y dedos, y por lo tanto sus garabatos comienzan a cambiar y ser más controlados, los círculos se identifican como tales, y los dibujos reflejan la realidad de modo más patente. Nos parece que podemos reconocer cabezas con ojos, boca, nariz, manos, pies… Una de las primeras cosa que intentan dibujar son casas porque con unos simples cuadrados pueden hacer ventanas, puertas y tejados. Suelen intentar hacer cosas que ven en su entorno, o intentan copiar otros dibujos que nosotros les hemos hecho. Pero generalmente cuando son pequeños dibujan líneas sin conexión, porque aún no son capaces de mantener una imagen y luego plasmarla, aunque la tengan delante. Los niños de corta edad garabatean sin más, se familiarizan con el espacio en blanco.

Cuando su cerebro comienza a madurar intenta pensar lo que va a dibujar, y cuando lo hace pone más detalles, ya no sólo hace un árbol sino que coloca unas bolitas a modo de fruto o unas hojas, coloca rayos en el sol, hace humo y chimenea en la casa, y le gusta usar colores diferentes. Cuando comienza a dibujar de este modo podemos decir que empieza a evolucionar su pensamiento.