Los niños y el ajedrez

El ajedrez es un juego muy educativo, si nuestros hijos presentan afinidad a él pueden desarrollar muchas habilidades no sólo intelectuales. Los niños y el ajedrez

Existen multitud de juegos para iniciar a nuestros hijos, no todos ofrecen las mismas posibilidades. El ajedrez es un buen aliado para desarrollar muchas capacidades, y no sólo de orden intelectual.

Es un juego de estrategia, que requiere un gran despliegue de cualidades, puede ser aprendido desde los cuatro años. Casi todos los jugadores profesionales han aprendido a jugar cuando eran muy pequeños. Este juego necesita de un gran ejercicio mental, eso es bueno para que los niños desde su infancia desarrollen habilidades intelectuales.

Por ser un juego que se juega siempre con otra persona, facilita crear vínculos no sólo con personas de la edad de nuestros hijos sino con personas de otras edades, como es un juego interactivo requiere observación y diálogo con el contrincante. Ayuda a superar el egocentrismo, tan propio de estas edades ya que no siempre tienen asegurada la victoria.

Favorece también como cualquier juego la capacidad competitiva que fomenta la capacidad de lucha en la vida. Se sienten motivados a la lucha por superarse y resolver sus problemas.

Es un juego que enseña a familiarizarse con las reglas de la vida, ya que posee un sólido reglamento, que hay que aprender y respetar. También les enseña a tomar decisiones, cada jugada ha de estar meditada y sopesada, y de cada uno de sus movimientos depende el resultado final, así se fortalece su carácter porque aprenden a asumir las consecuencias de sus decisiones.

Hace también que los niños desarrollen habilidades de pensamiento organizado, en el tablero han de prever situaciones aprendiendo a pensar antes de actuar. Les ayuda a ejercitar la memoria y la concentración. Ayuda a formar el pensamiento lógico y ejercita la facilidad para estar en más de una cosa a la vez. Incentiva y motiva el estudio, la lectura, el afán de superación.

Favorece que sean creativos, han de pensar sus jugadas, y aprender de las de los demás, combinando resultados y pensando nuevas formas de estrategia.

Desarrolla mucho la paciencia y la perseverancia, cada partida tiene su ritmo y sus tiempos, no se puede acelerar al contrario para que mueva ficha, hay que saber esperar y controlar los movimientos impulsivos para no mover antes de tiempo, sin pensar las consecuencias. Una buena estrategia puede llevar al triunfo.

El método más sencillo para iniciar esta afición en los niños es que vea a otros jugar ajedrez; la curiosidad de ellos por todo les llevará a interesarse por esas fichas, por saber cómo se mueven, por colocarlas en el tablero y rápidamente querrán echar una partida y sobre todo querrán ganarnos. Es fácil iniciarles si sabemos hacerlo adecuadamente, sin ir directamente a conseguirlo y sin insistir demasiado. Como son muchas las posibilidades que este juego nos ofrece podemos ser reiterativos, y eso no conviene ya que puede producir el efecto contrario. Cuando son pequeños tienen mucha habilidad para oponerse y obcecarse en el no. Debemos simplemente ver si el niño demuestra interés, en este juego como en otros veremos despuntar sus afinidades y sus preferencias.