Lactancia materna

Recomendada desde siempre como saludable tanto para la mujer como para su bebé la lactancia materna guarda aún hoy ciertos secretos que deben ser conocidos por las madres primerizas. Lactancia materna La buena alimentación para lograr un sano crecimiento del recién nacido está ligada incuestionablemente a la información que posee la madre sobre este tema.

Manejarse entonces,  con informaciones correctas es fundamental para evitar las dudas sobre este tema que muchas madres primerizas suelen tener.

Cuando la leche materna no es de “buena calidad” el bebé no aumentará de peso de forma correcta y según lo establecido para su edad biológica. Los especialistas explican que se ha llegado a esta conclusión  a través de estudios realizados y que determinan que aún aquellas mujeres que no se encuentran en condiciones óptimas de nutrición puede producir igualmente leche de buena calidad y en cantidades suficientes como para que el bebé crezca saludable.

En muchos casos ocurre también que el niño no llega al peso deseado según su edad y esto se debe a que no se le amamanta con la frecuencia debida o una mala posición al hacerlo, siempre por supuesto habiendo descartado problemas de salud del bebé.

Lo recomendable es darle de mamar al bebé varias veces al día para que se encuentre alimentado de forma correcta y esto también depende del espacio de tiempo entre cada una de las tomas para que la madre vuelve a tener leche suficiente.

Los pechos funcionan prácticamente como depósitos y el organismo trabaja rápidamente para reabastecerlos de leche cuando éstos se encuentran vacíos. De esta forma, cuanto más llenos se encuentren de leche los senos más lenta será  la producción de leche. Siguiendo este criterio cuando la madre espera a tener llenos de leche sus pechos antes de amamantar estará enviándole al cerebro el mensaje de que la producción de leche es desmesurada y por lo tanto el cuerpo reducirá la producción.

Algo también importante es que la madre utilice siempre ambos pechos en cada toma dejando que el niño termine de tomar del primero para luego ofrecerle el otro a pesar que muchas veces el bebé rechazará el segundo si ya no tiene más deseos. Por ello,  en la próxima toma le ofrecerá ese primero para equilibrar.

Es recomendable no cambiar de lado de manera prematura ya que la mayor cantidad de calorías se encuentran en la leche que está al final,  conforme el pecho va vaciándose.

Asimismo, cuando nace el bebé tiene su metabolismo sin una debida organización y por ello, es necesaria una rutina llevada a cabo por medio de un horario para eliminar este problema logrando, que con el tiempo, el bebé se adapte a un ritmo de vida diferente en el nuevo ambiente que le ha tocado para vivir fuera del seno materno.

Es aconsejable que la madre amamante al bebé cada tres horas para mantener así una buena cantidad de leche. Sin embargo, científicamente a través de diferentes estudios se ha llegado a la conclusión que el amamantar de forma frecuente sin un ritmo pre-establecido durante los primeros quince días hace que el bebé aumente mejor de peso. Luego de este tiempo y gradualmente se llegará a las siete veces por día recomendables.

Teniendo siempre presente que la leche comenzará a disminuir cuando las tomas sean poco frecuentes deberá regularse esto si la madre desea amamantar por más tiempo a su hijo, de lo contrario la leche comenzará a disminuir hasta retirarse totalmente.

Estas recomendaciones son claves para que el bebé se encuentre bien alimentado, crezca fuerte y saludable siguiendo un ritmo que lo llevará a las siguientes etapas de su alimentación y crecimiento.

Foto Vía: SXC