La flor de Pascua

Uno de los adornos más característicos de las fiestas navideñas es la flor de Pascua que suele adornar nuestros hogares durante estas fechas. Pero ¿sabemos cómo mantenerla durante todo el año? La flor de Pascua Cuidados de la flor de Pascua

La flor de Pascua puede llegar a mediar hasta 50 centímetros de altura con ramas que alcanzan incluso los 30 centímetros, pero la principal característica de estas plantas es que son muy sensibles a los cambios de temperaturas, por eso el primer paso para conservarlas una vez se compran, es llevarlas a casa envueltas en un plástico para protegerlas del frío propio de la época del año en la que se adquieren.

La temperatura ideal para el mantenimiento de estas plantas es de 21 grados centígrados, evitando colocarlas en lugares donde haya corriente o demasiado calor. Es conveniente colocarlas en un lugar donde puedan gozar de una buena iluminación natural ya que resisten bien los rayos solares excepto en verano que se deben proteger de los mismo.

Esta planta se puede sacar al jardín una vez han pasado las fiestas navideñas pero siempre con una serie de precauciones ya que no resisten las heladas que suelen sucederse a lo largo del invierno,  por lo que es recomendable taparlas con bolsas de plástico durante al menos 14 horas al día durante los meses más fríos.

Cómo regar la flor de Pascua

A la hora de proceder a su riego se puede dejar la plata durante unos 10 minutos en un plato con agua para después retirarla y repetir esta operación cada dos días o también podemos rociar sus hojas con lo que de paso, conseguiremos arrastrar toda el polvo y la suciedad que tengan. Antes de regarlas es importante comprobar el estado de la tierra, pues si ya se encuentra húmeda no es conveniente añadirle más agua pues favorecería la aparición de hongos. Regarlas abundantemente no significa hacerlo de una manera adecuada, por eso es imprescindible hacerlo correctamente para conseguir que nos duren el mayor tiempo posible.

Durante su época de floración que tiene lugar desde finales de otoño hasta el invierno e incluso a veces en primavera y que es el momento en que crecen las hojas que rodean las flores de esta planta y que se caracterizan por su precioso color rojo, se debe añadir abono líquido al agua de regar cada 15 días para asegurar su crecimiento y floración.

Aunque hayamos conseguido que esta preciosa planta nos dure de un año para otro, no es de extrañar que al año siguiente ya no cuente con sus características hojas rojas,  ya que para que esto suceda deben tener unas condiciones especiales de humedad y de calor que casi siempre consiguen exclusivamente en los invernaderos de donde provienen cuando las compramos.