¿Qué hay que tener en cuenta antes de ir a por el segundo hijo?

Tener un segundo hijo va a implicar sin duda una doble alegría pero también una doble dedicación, por eso los padres tienen que estar convencidos totalmente de la decisión que van a tomar y sobre todo, hacer comprender al hasta ahora hijo único, la nueva situación, ya que es posible que no llegue a entender muy bien todo lo que va a comenzar a ocurrir a su alrededor. ¿Qué hay que tener en cuenta antes de ir a por el segundo hijo?

Preparar al hermano mayor

Más que preparar al hijo mayor, es necesario compartir con él esta nueva situación de la manera más natural posible y ayudarle a encajar este cambio. Es conveniente decirlo lo que va a suceder lo antes posible pero eso sí, sin forzar conversaciones aunque tampoco evitándolas.

Es importante entender que él no va a sentir lo mismo que el resto de la familia, especialmente si todavía es muy pequeño. Lo más normal es que se espere un entusiasmo igual o incluso mayor del que sienten los padres, pero eso en muchas ocasiones no llega a suceder, al menos de una manera inmediata.

Experiencias distintas

Lo cierto es que ni el embarazo ni el nacimiento es igual con el primer hijo que con el segundo. Y es que con otro niño en casa va a resultar muy difícil vivir el posparto de la misma manera que se vivió el primero ya que habrá que estar muy atentos a ambos mundos: el del bebé recién nacido y el pequeño que ya forma parte del hogar desde hace tiempo.

Celos entre hermanos

Se suele pensar que el hermano mayor es quien va a tener celos del nuevo hermano, pero eso no es cierto,  ya que son muchos los sentimientos que pueden aparecer en todos y cada uno de las personas que integran la familia. Así por ejemplo  el padre puede llegar a sentirse abandonado y con rabia por ello, la madre impotente y culpable e incluso el bebé puede ser el que llegue a sentir celos de su hermano mayor según vaya creciendo.

¿Cuál puede ser el momento ideal para plantearse tener otro hijo?

En realidad el momento ideal no existe, debiendo estar en consonancia con la situación de afecto por la que pase el primer hijo. Si los vínculos entre el hijo y los padres han sido saludables, lo más normal es que sobre el segundo año de vida el pequeño comience a separarse de la madre en el sentido afectivo lo que significa que ya no es tan bebé y que `por consiguiente, en su mundo puedan incluirse otras personas.

Cada vez son más los padres que buscan criar a los pequeños juntos sin esperar a que el primer hijo haya dejado de ser un bebé y la experiencia resulta igual de enriquecedora, aunque tengan que compartirse con su mamá. Otros en cambio esperan varios años para ir a por el segundo hijo por lo que el mayor crece en realidad como si fuera hijo único, pero a cambio el segundo bebé se beneficiará de la protección de su hermano mayor y ambos crecerán felices.