La realidad de los gatos en el embarazo

La toxoplasmosis es una de las enfermedades que más preocupan a las chicas embarazadas y que tienen gatos y la manera más fácil de solucionar sus miedos es abandonar a los animales, sin antes cerciorarse de que la información es cierta o de que el animal en realidad padece de esto. La realidad de los gatos en el embarazo En todo el mundo se ha extendido el mito que los gatos son causantes de la famosa toxoplasmosis y a causa del miedo, la falta de información o exceso de cuidados, las mujeres que tiene gatos y quedan en embarazo, dejan abandonados a sus gatos, por miedo a contraer esta enfermedad. La toxoplasmosis se asocia a un parásito que puede encontrarse en las células de los gatos y puede que genere graves daños durante el desarrollo del feto, por ejemplo, debilidades o deficiencias en su sistema inmunológico, principalmente por ser incapaz de luchar contra este parasito, y más teniendo en cuenta que como está en pleno desarrollo, aún no se encuentra listo. 

En realidad, los riesgos para el bebé que está en gestación, se presenta durante los primeros tres meses. Si una mujer contrae la enfermedad antes de quedar en embarazo, hay un riesgo inminente para el bebé, pues el parasito puede atravesar la placenta y generar daños. Lo que puede ser un poco preocupante, es que la toxoplasmosis es una enfermedad que se contraen por medio los animales y solo se ha responsabilizado a los gatos. Por ejemplo, los alimentos como frutas o verduras contaminados con heces de animales, también pueden ser un medio de contaminación, por eso es importante lavar bien cualquier producto, saber cuando un alimento está bien cocinado y tener excelentes hábitos de higiene. 

Otra manera de contagiarse, es tener un contacto directo con tierra o pasto donde ha habido deposiciones animales y es peor cuando no se tienen hábitos como bañarse las manos frecuentemente y más cuando ha habido contacto con agentes externos. En realidad todos los gatos no tienen toxoplasmosis en su cuerpo, solo la padecen cuando contraen la enfermedad, que puede ser por medio de ratas o de pájaros. Pero cuando un gato es casero, no sale y consume concentrado o comida preparada y correctamente cocinada, no tiene porque sufrir de esta enfermedad. 

Así que hay que dejar de lado el mito de que tener un gato, implica una infección inminente de toxoplasmosis. Lo más aconsejable es mantener al gato muy limpio, cuidar de que no salga de la casa, mantener sus zonas comunes muy aseados, sobre todo la arena y hacer exámenes constantes antes y durante el embarazo, para descartar cualquier peligro.