Embarazo molar

A pesar que no son demasiados los casos de embarazo molar se trata de un problema que puede darse aproximadamente en uno de cada 1500 embarazos. Se trata de un óvulo fertilizado pero que crece de forma anormal y se convierte en una masa de quistes. Embarazo molar

Un embarazo molar no puede llegar a término debido a la forma inadecuada en que se desarrolla y por ello es necesaria la interrupción del embarazo en cuanto se detecta el problema, pero con la alentadora perspectiva de poder llevar adelante en el futuro un embarazo totalmente normal.

En el caso de un embarazo molar la placenta crece de manera anormal durante los primeros meses convirtiéndose en una masa de quistes que recibe el nombre de mole hidatidiforme, similar a un racimo de uvas. En estos casos el embrión o bien se forma de manera anormal o no llega directamente a formarse.

Este tipo de embarazo supone un riesgo alto para la mujer sobre todo en el caso en que la masa prende de forma profunda en la pared uterina con el riesgo de provocar hemorragias o convertirse en una masa cancerígena. Existen dos tipos de embarazos molares el completo cuando no existe ni embrión ni tejido placentario normal y el parcial cuando puede existir una placenta normal pero el embrión es deforme y se desarrolla de manera anormal.

En el caso del completo todos los cromosomas del óvulo fertilizado provienen del padre, algo anormal ya que la mitad de los cromosomas deberías ser del padre y la otra mitad de la madre. Por esta razón, los cromosomas de la madre se pierden y los del padre se duplican.

Como síntomas o señales más frecuentes en este tipo de embarazo molar se encuentran por ejemplo la aparición de hemorragias vaginales cuando se está cursando la décima semana de embarazo, pero antes de esto parece un embarazo totalmente normal.

Las náuseas y los vómitos que son característicos en cualquier embarazo en el caso de uno molar se transforman no solo en constantes sino de carácter grave. La presión arterial es alta y pueden surgir también fuertes calambres abdominales, además de un aumento de la producción de saliva y un crecimiento muy rápido del útero.

En algunos casos puede aparecer hipertiroidismo con síntomas de nerviosismo, intolerancia a las temperaturas altas, una perdida de peso inexplicable y manos temblorosas.

Ante cualquiera de estos síntomas la embarazada debe hacer una consulta urgente con su médico para realizar diferentes tipos de pruebas y llegar a un diagnóstico acertado y concluyente. Generalmente el médico hará una prueba de ultrasonido y medirá las concentraciones de hCGLo (gonadotropina coriónica humana), que de existir un embarazo anormal serán más altas de lo común en el caso de moles completas y más bajas cuando se trata de moles parciales.

Una vez terminados los estudios y de ser corroborada la sospecha de este tipo de embarazo anormal se deberá extraer todo el tejido molar del útero para evitar que se desarrolle un cáncer. Generalmente se realiza un procedimiento denominado curetaje de succión utilizando anestesia total.

Si la masa de quistes es grande y la mujer ha decidido que no desea tener más embarazos, puede practicarse una histerectomía. Luego de la operación se realizará nuevamente un control de la concentración de hCG y si ha bajado a cero, por lo general la mujer no necesitará tratamiento adicional, pero se seguirá supervisando las concentraciones de hCG durante seis meses a un año para asegurarse de que no quede tejido molar.

Una mujer que haya sufrido de un embarazo molar no debería quedar embarazada durante seis meses a un año, teniendo en cuenta que un embarazo dificultaría la supervisión de las concentraciones de hCG. Las perspectivas de llevar adelante con éxito un futuro embarazo son buenas y el riesgo de que se desarrolle una mole en un embarazo posterior es sólo del 1 al 2 %.

Una deficiente alimentación carente de proteínas puede causar este tipo de embarazos, además de causar también defectos en la ovulación.

Existen estudios científicos que han podido demostrar que consumir mucha cantidad de proteínas de origen animal y vitamina A, a través del consumo de vegetales de hoja verde y amarilla y de frutas de cáscara amarilla, podría ser de gran ayuda para reducir la incidencia de desarrollar embarazos molares.

Foto Vía: molarpregnancy