El sol y posibles trastornos en la visión de los niños. Parte I

Lagrimeo, enrojecimiento y picor de ojos son los principales síntomas que sufren durante sus vacaciones los más pequeños de la casa. Descubre como cuidar sus ojos y aliviarles las molestias. El sol y posibles trastornos en la visión de los niños. Parte I

Trastorno frecuente durante el verano

La conjuntivitis consiste en una inflamación de la mucosa conocida como conjuntiva y que puede ser de origen  vírica, bacteriana o alérgica, siendo ésta uno de los trastornos más comunes entre los niños durante la época estival.

Hay un tipo de conjuntivitis que es propia de los meses de verano y primavera cuyos síntomas son un lagrimeo intenso, enrojecimiento de los ojos y escozor en esta zona. Normalmente en estos casos el trastorno es de tipo alérgico y con la exposición al sol y a ciertos agentes irritantes se logra agudizar los síntomas e intensificar las molestias que sufre el pequeño.

En sus forma más grave y que se conoce como conjuntivitis “vernal” se forman unas pequeñas excrecencias en la zona interna de los párpados  y el roce de estos pequeños granos en la córnea, llegan a provocar un gran malestar en el niño al que le costará mucho mantener los ojos abiertos, le molestará la luz solar y sufrirá de un lagrimeo constante y  muy abundante.

Ya sea leve o grave la conjuntivitis que tenga el niño, la luz del sol intensificará los síntomas y empeorará la inflamación.

Remedios para ojos hinchados

Cuando la conjuntivitis aparezca en su forma más leve suele ser suficiente con aplicar cualquier colirio descongestionante, con acción inflamatoria o incluso unas lágrimas artificiales que favorecerán la lubricación natural de los ojos.

En cambio cuando la conjuntivitis aparece en un estado más grave puede que el pediatra tenga que recurrir al uso de un colirio que contenga cortisónico.

En cualquier caso la duración de cualquiera de los tratamientos dependerá del niño y puede llegar a prolongarse durante dos o tres semanas.

Sus primeras gafas para el sol

Durante el verano resulta fundamental proteger adecuadamente los ojos de los niños con unas gafas de sol para evitar las molestias que pueden venirle causadas por la conjuntivitis.

Pero a la hora de elegirlas es primordial que sean de la mejor calidad posible y que tengan la marca CE, por eso es adecuado a la hora de comprarlas acudir a una óptica para asegurarse  que las gafas no están coloreadas simplemente, sino que pueden garantizar la protección contra los rayos solares que necesitan los ojos de nuestros pequeños.

La montura tiene que ser de celuloide o de goma para que el niño no corra ningún peligro cuando juegue o en caso de caerse.

En caso de que el pequeño padezca algún problema de tipo visual y necesite llevar unas gafas correctoras, es posible optar por unas fotocromáticas que estén graduadas para lograr corregir el defecto del niño pero con la particularidad de que se ponen oscuras cuando se encuentran expuestas a la luz del sol.