El pH vaginal

El organismo de la mujer dependiendo de la etapa de la vida en la que se encuentra sufre diferentes alteraciones, todas ellas normales y naturales como el caso del pH vaginal, que varía a lo largo de su vida, siendo diferente en su época fértil o durante el embarazo o menopausia. El pH vaginal

Durante la época fértil de la mujer el pH se sitúa entre 4 y 5, antes de la menarquia es prácticamente neutro llegando a valores de alrededor de 7 que vuelve a alcanzar en la menopausia. Sin embargo, durante la menstruación sube ligeramente y se estable en un promedio de 7 y en el embarazo vuelve a cambiar volviéndose más ácido.

Ciertos estudios relacionan la práctica moderada de ejercicio físico y una vida sexualmente activa con valores de pH adecuados y más bien bajos.

Asimismo, existen ciertas situaciones o prácticas habituales como la realización de la higiene íntima que si se realizan con productos poco adecuados pueden provocar reacciones alérgicas, algo que también puede ocurrir al utilizar prendas de fibra sintética o cuando se ingieren determinados antibióticos.

Inclusive en ciertas mujeres el uso de desodorante íntimo y los preservativos causan una reacción alérgica y pueden modificar el equilibrio de su flora bacteriana vaginal natural. Por otra parte, es conveniente advertir que la flora bacteriana que se encuentra en la vagina cumple una tarea de protección actuando frente a elementos patógenos externos, pero si el pH aumenta de forma anormal se provoca una disminución de esa flora y como resultado existe un aumento en el riesgo de sufrir infecciones.

Un pH vaginal alterado puede estar indicando la existencia de una infección y generalmente se asocia a molestias en esa zona como picor, irritación, sequedad o dolor durante el coito. También es necesario tener en cuenta que la piel de la zona genital femenina es totalmente diferente a la del resto del cuerpo teniendo una mayor sensibilidad y ser propensa a sufrir irritaciones por la acción de ciertos productos.

Por esa razón, el nivel de acidez del flujo vaginal es un elemento natural de equilibrio de la flora bacteriana no permitiendo que se produzca la colonización de patógenos externos.

A pesar de esto, es fundamental una limpieza de la zona genital para evitar malos olores o la aparición de infecciones, pero siempre realizarla con productos como jabones neutros o productos especiales que por su formulación no alteran el ph ni modifican la flora vaginal. También, existen productos para pieles sensibles o con problemas de irritación que cuentan con propiedades calmantes e hidratantes que suavizan también la piel de esa zona.

Evitar en lo posible las duchas vaginales que eliminan microorganismos fundamentales para la protección de la zona vaginal. La ropa interior debe lavarse con productos no agresivos, siendo aconsejable utilizar tejidos de algodón evitando los sintéticos.

Los cambios hormonales que se producen durante el embarazo, después del parto o durante la menopausia pueden ocasionar una vaginitis atrófica asociada siempre a una baja en el nivel de estrógenos, presentando irritación y sequedad. Ante esto se hace necesaria la consulta con el médico. También la consulta se recomienda cuando existen síntomas comunes a diferentes afecciones que necesitan de un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.

Foto Vía:saludyplantas