El hijo de mi pareja

En la actualidad es común escuchar hablar de las denominadas familias reconstituidas, que hace referencia a las nuevas familias que se crean a partir de otras anteriores. Un modelo habitual en la sociedad moderna pero que trae el tema de las relaciones que pueden ser problemáticas en un comienzo. El  hijo de mi pareja Dependiendo del tipo de familia la incorporación puede ser más o menos complicada, siendo normal el plantearse cuál es el rol o papel que se ocupará en este nuevo espacio y como será el trato con los hijos del otro integrante de la pareja y qué debe esperarse de ellos.

Es primordial entender que el amor por los hijos propios jamás será igual que el que se pueda sentir por los del otro intrigante de la pareja y que además la segunda familia que se forma no será nunca igual a la primera. Es importante entonces, adaptarse a esta situación novedosa y hacerlo de forma natural ya que la integración a una nueva familia es todo un reto pero también debe tomárselo como una posibilidad de ser felices y lograr una convivencia en armonía.

A diferencia de las familias que se forman de la manera tradicional que primero se forma una pareja y los niños llegarán después siendo una adaptación mutua, en el caso de las llamadas familias reconstruidas los niños ya existen y están primero y la pareja es la que se forma posteriormente, algo que no debe olvidarse cuando se asume el nuevo rol.

Generalmente,  cuando uno de los miembros de la pareja ya tiene hijos se adoptan diferentes actitudes o posturas frente a ellos como puede ser el ignorarlos, pensando que en definitiva no son sus hijos y no existe la intención de establecer una relación afectiva con ellos sino solo con su madre o padre. Otras personas toman una actitud más radical y tratan de convertirse en sustitutos de ese padre o madre y en algunos casos hacen todo lo posible por ser una versión mucho mejor que el verdadero padre.

Algunos eligen el entablar una relación pero de adultos haciendo de cuenta que el niño es uno más que forma parte de la nueva familia pero jamás se tratará de sustituir al padre o a la madre. Y por último, están quienes desean tener una buena relación sin llegar a ocupar el rol de padre o de madre pero si estar cerca de los hijos de su pareja.

Por supuesto que la opción siempre dependerá de cada persona como también de la edad de los hijos tanto de los propios si los hay como los de la otra parte.

Sin embargo, siempre debe tratarse de no tener actitudes que hagan difícil tanto para los adultos como para los niños una convivencia armónica o crear situaciones que pueden crear confusión y ser el inicio de conflictos que muchas veces son difíciles de resolver.

Los expertos opinan que la opción más adecuada es la de tratar de crear un vínculo entre los hijos de la nueva pareja que permita una convivencia buena donde todas las partes se benefician. Formar una nueva relación de familia no es una tarea sencilla ni tampoco rápida, ya que los niños por ejemplo necesitan de un tiempo más extenso para lograr vincularse con un adulto al que no conocen y por ello la convivencia deberá hacerse en varias etapas.

El primer momento de la convivencia será siempre de observación mutua para conocerse sin tratar de imponer reglas sino más bien adaptarse a las que ya han establecido los padres naturales. Esto no impide que pueda crearse un vínculo con los niños estableciendo una relación abierta que genere confianza.

Pasado un cierto tiempo y si todo ha marchado de forma tranquila los hijos de la pareja tomarán al nuevo integrante de la familia como un familiar cercano e inclusive en muchos casos se lo tomará como un miembro importante dentro del núcleo familiar.

Recién en este momento pueden comenzar a crearse nuevas normas, corregir conductas y hasta dar consejos, una manera de ganar autoridad pero sin imposiciones, creando vínculos fuertes a medida que se pasa más tiempo juntos realizando por ejemplo actividades que son del agrado de todos.

Llegado un momento el nuevo integrante habrá ganado un espacio y también un nivel de autoridad frente a los niños, pero sin sustituir al otro padre, ya que en realidad se ha pasado a formar parte de la familia como un miembro más unido por un vínculo afectivo.

Foto Vía: randomsadas