Es indudable que los deportes tienen una incidencia muy importante en la formación física y espiritual de los niños. Físicamente por que trabaja sobre la musculatura corporal y su fortalecimiento en general y a nivel psíquico y emocional les ayuda a analizar adecuadamente la energía. 
Dependiendo del tipo de deporte elegido por el niño con la ayuda de sus padres es posible darle preponderancia a ciertos grupos musculares.
Así, si se ha optado por el fútbol las piernas tendrán un trabajo más intenso y su fortalecimiento será mayor. Al elegir un deporte que deben practicar los niños es importante tener en cuenta varios factores, como por ejemplo si el niño es de temperamento más introvertido o por el contrario tiene una personalidad comunicativa.
En caso de niños introvertidos se recomienda los deportes colectivos, que ayudan al pequeño a conectarse y comunicarse con otros, lo ayuda también a aprender a compartir y colaborar unos con otros en busca de un fin compón, que en el caso de un deporte competitivo, será ganar la competencia.
Los deportes colectivos ayudan a que el niño aprenda a regirse por determinadas reglas y figuras jerárquicas como ser un árbitro o un capitán de equipo, además de conocer los secretos de una organización efectiva en equipo. Por otra parte, al realizarse el análisis de una estrategia de juego en forma individual tal y cómo lo haría u tenista o un pugilista, se tiene en cuenta únicamente como serán las tácticas a seguir dependiendo del contrincante.
De esta forma, un pugilista que pelea de contragolpe, esperará la oportunidad del error de su rival para contraatacar y lo mismo ocurrirá con el tenista. Todo esto el niño lo irá incorporando de forma progresiva y luego lo podrá aplicar a diferentes ámbitos de su vida también en la edad adulta.
En cambio cuando de armar una estrategia colectiva se trata, no solo se piensa en lo que se hará individualmente sino que también se pensará en los que los compañeros de equipo pueden hacer. Por todo esto cuando se trata de niños extrovertidos son más indicados los deportes individuales y en pequeños más introvertidos los deportes en grupo los beneficiarán a largo plazo.
Asimismo, deben tenerse en cuenta las preferencias de los niños que con certeza no sabrán muy bien lo que quieren practicar hasta no experimentarlo. Serán normales entonces por los cambios de idea de un deporte a otro hasta encontrar aquel que realmente se adapte a sus gustos y expectativas.
En todos los deportes que los niños practiquen deberán hacer uso de agresividad, pero sanamente canalizada y con el objetivo de ganar la competencia. La idea es siempre que el niño pruebe para poder descubrir aquello que más le atrae y que no se deje llevar por la repercusión de deportes populares que pueden no ser los que el pequeño prefiera.
Por otra parte, durante el entrenamiento, los que cumplen el papel de educadores deportivos siempre enseñarán a los niños las reglas del deporte a practicar pero incluirán reglas de vida y comportamientos adecuados para una buena convivencia. Un saludo o un apretón de manos al principio y al final el juego es una excelente forma de incentivar a no ver al adversario como a un enemigo fundamental en todos los órdenes de la vida.
