Educar para la lectura

La afición por la lectura es una actividad que puede llegar a ser un gran aliado en la educación. Educar para la lectura

La afición por la lectura es una actividad que puede llegar a ser un gran aliado en la educación de nuestros hijos. Si queremos inculcarlo en ellos, deben ver que también aparece en nuestro día. Es bueno que nos vean con un libro entre manos, disfrutando de su lectura e intentando sacar un poco de tiempo para poder avanzar unas páginas, que hablemos de él en la mesa o en otros momentos y que les hagamos partícipes del argumento.

Entendemos que la lectura es un excelente aliado para que sus aficiones no giren solamente en torno al ordenador. Debemos encontrar el modo de alentarles y provocar la inquietud por perderse con la imaginación en otros lugares. Leer es viajar, conocer, soñar. Despierta en ellos la imaginación y desarrolla la creatividad.

No menos importante es la ayuda que la lectura presta para tener una buena ortografía. Desarrolla la memoria. Despierta la capacidad de pensamiento y reflexión. Aumenta los conocimientos y enriquece los ratos de ocio.

Para leer hay que empezar un libro. La elección del libro adecuado a nuestro hijo viene determinada por su edad y sus gustos, si éstos no están muy definidos y no le atrae leer empezaremos con temas fáciles: cuentos cortos y con ilustraciones; libros de chistes o adivinanzas; libros de juegos o mundos fantásticos.

A veces es bueno leer a la vez que ellos lo hacen, buscar un momento de lectura. No hace falta que el tiempo sea muy largo, basta con iniciar el hábito. Así vamos forjando la costumbre. Pero hay que ser constantes ya que podemos empezar un día con mucha energía y olvidarnos en semanas o meses. Así haremos ineficaz el esfuerzo.

También podemos buscar ocasiones especiales para regalarles un libro, que no sea el único regalo si aún no se ha aficionado, pero que no falte ese regalo. También puede ser una oportunidad, crear la costumbre que cuando papá o mamá hacen un viaje nos traen un libro y lo dejan cuando estamos durmiendo, a los pies de nuestra cama. Ese libro será una prueba maravillosa de cómo nuestros padres cuando no están en casa siguen acordándose de sus hijos.

La afición por los libros puede empezar cuando somos adultos pero sobre todo se adquiere en la infancia. Es un hábito más difícil de adquirir cuanto más años tenemos. Por otra parte a las personas que les gusta leer les cuesta menos estudiar y pensar. Cultivando la lectura estamos previniendo muchos problemas en nuestros hijos y facilitándoles las herramientas para ser buenos estudiantes y con el tiempo buenos profesionales.

No todo está perdido si aún nosotros no somos habituales lectores, podemos iniciarnos con ellos en la aventura de la lectura. Así progresaremos juntos y disfrutaremos de nuestros avances y los suyos.

El fin de semana puede ser un buen plan familiar rebuscar en nuestros libros de pequeños y releerlos con nuestros hijos. Si ya no los tenemos podemos ir con ellos a adquirir libros que nos gusten a todos y pasar un buen rato leyendo.