Dislexia. Parte II.

La dislexia conocida como específica es aquella que sólo afecta a la lectura y escritura y que no tiene por que influir de una manera negativa en la personalidad del niño, siempre que se mantenga una actitud correcta ante esta situación por parte de los más mayores. Dislexia. Parte II. Tratamientos disléxicos.

Es difícil encontrar una única causa que pueda servir como regla general a todos los casos de dislexia. En el campo pedagógico podría decirse que es la manifestación de una serie de trastornos que pueden presentarse bien de forma aislada o de forma global. Entre estos transtornos podemos hablar de la lateralidad mal definida que influye en la motricidad del niño de tal manera que cuenta con una gran torpeza a la hora de realizar trabajos manuales y donde sus trazados gráficos suelen estar incoordinados.

El conocimiento del esquema corporal es deficiente en el caso de los niños disléxicos, sobre todo en lo que hace referencia a la discriminación izquierda-derecha de su propio cuerpo. Este problema llega a comportar alteraciones de la percepción espacial. El niño al leer o escribir tiene que basarse en sus coordenadas derecha-izquierda, arriba-abajo, delante-detrás y plasmarlo en el papel. Algunos ejemplos de confusiones son «u» por «n», «d» por «b», «d» por «p» o «le» por «el».

Características del niño disléxico

Lo que más llama la atención en un niño de estas características es que lee despacio, sin tono, costándole entender lo que ha leído por lo que tiene que volver al principio una y otra vez y se pierde. La lectura puede ser  silábica, es decir, va leyendo por sílabas o imaginativa, o sea, el niño a partir de las primeras letras imagina lo que hay escrito o en el caso de los más pequeños, lo imaginan por los dibujos que acompañan al texto.

Referente a su escritura suele ser bastante farragosa, con tachones y muy difícil de descifrar. Algo muy típico es que se equivocan en la unión o separación de palabras. Este tipo de error se conoce con el nombre de disortografía. De cualquier manera tanto al leer como al escribir, el niño que sufre dislexia confunde las vocales y sonidos similares continuamente. Sustituye, confunde o incluso omite letras y sílabas del principio o del final de las palabras.

Debido a todo el esfuerzo de tipo intelectual que tiene que realizar para superar sus dificultades, el niño disléxico se cansa con facilidad y su atención no es estable ni continua, por lo que el niño va perdiendo interés por aprender y por consiguiente por la escuela, llegando incluso a odiar todo lo relacionado con ésta, lo que acaba generando un retraso a nivel educativo, entre otras cosas porque la mayoría de las asignaturas deberá aprenderlas a partir de la lectura, y unos sentimientos de inseguridad que acabarán afectando la personalidad del niño.

Actitud de los adultos frente a un niño con dislexia

Para la persona que esté dispuesta a ayudar a un niño disléxico es necesario que sepa que lo primero es hacer sentir al niño que se le acepta tal y como es, con sus problemas y que está dispuesto a ayudarle a poner solución a éstos. También es necesario que se le dé el apoyo necesario para que el pequeño recupere su gusto por la escuela y aumente su seguridad en sí mismo. Proponerle ejercicios adecuados a sus posibilidades le otorgará momentos de éxito y por tanto de una mayor autovaloración. Finalmente debe fomentarse la creatividad, la originalidad y la iniciativa del niño.