Desarrollo psicológico del bebé. Parte II

La actitud afectiva de la madre sobre todo, aunque también de todos los adultos que rodean al bebé durante su primera etapa de vida, tiene una importancia primordial en las experiencias vitales que el niño recibe. Desarrollo psicológico del bebé. Parte II

Distintas teorías sobre el desarrollo psicológico de un bebé

Cada escuela psicológica ha formulado sus propias teorías para intentar establecer como los niños van desarrollando sus apegos, aunque todas tienen en común la importancia básica que tiene la relación afectiva entre madre e hijo en los primeros días de vida. Los etólogos por ejemplo, consideran que los niños tienen un patrón de acción que se origina en su interior, pero que depende de los estímulos ambientales. La madre constituye una fuente de estímulos para que el niño vaya dando sus respuestas: le habla para estimular su balbuceo, le permite jugar con su pelo y estimula las respuestas manipulativas. En consecuencia, el bebé se va apegando gradualmente a sus madres.

Los psicoanalistas consideran que las madres son percibidas como fuentes de placer y comodidad para los bebés, convirtiéndose en objetos amorosos; por ello, una separación durante este período de apego puede conducir a trastornos psicológicos. La teoría del desarrollo cognoscitivo pone su énfasis en la necesidad de que el bebé desarrolle una serie de habilidades que le permitan, primero, aprender a distinguir entre su madre y otras personas, y segundo, memorizar a su madre para entender que existe aunque no esté presente.

La teoría del aprendizaje social considera que el apego es una conducta aprendida y que es el resultado del refuerzo materno de la conducta del bebé. La madre es un estímulo que se va asociando a situaciones que para el bebé son de recompensa, como alimentarlo o darle calor, de forma que poco a poco ella va adquiriendo por sí misma valor de recompensa: se convierte en una fuente de placer y contento. El niño aprende, por su parte, a buscar a su madre para que satisfaga sus necesidades

¿Es necesario un cierto desapego en los bebés?

Alrededor de los ocho meses se produce en muchos bebés un cambio de actitud frente a los extraños, en el sentido de sentirse muy atemorizados. Esta reacción recibe el nombre de angustia ante el extraño. Por esta razón, niños que se mostraban amistosos con cualquier persona, empiezan a quejarse, gritar y asustarse de los extraños. Este problema suele ir asociado a otro, la angustia de separación. El bebé muestra signos de temor o se siente trastornado cuado es separado de su madre.

Es posible que un bebé que sufre frecuentes separaciones, pueda presentar una angustia que repercuta en su vida futura, pero también puede tener problemas si no aprende a separarse. Parece necesario cierto grado de separación entre el bebé y la madre para un desarrollo social sano. Un niño normal tiene que haber establecido unos apegos y posteriormente haber vivido una cierta cantidad de situaciones de separación y desapego de sus padres. El desapego sería un proceso de distanciamiento progresivo para elaborar un sentido de competencia, para establecer las bases de un futuro autónomo. Los padres que desean que se produzca esta maduración, también van aceptando paulatinamente mayor libertad y distanciamiento de los niños.