Cuidado con el sarampión

Siempre es posible prevenir muchas enfermedades por medio de las vacunas y una de ellas es el sarampión, pero una vez que se presenta hay que tener mucha calma y paciencia, aislar al niño y esperar a que el malestar se vaya por si solo, porque no tiene una cura o medicina especifica. Cuidado con el sarampión Esta enfermedad es una de las más comunes que padecen los niños y es causada por un virus. El contagio es muy fácil, solo basta con que una persona infectada estornude y el virus se esparza por el aire, dejándolo al alcance de los por medio de lo que tocan y hasta del aire que respiran. Al principio los padres pueden confundir los síntomas con el de un resfriado, pero poco a poco empieza a aparecer una fiebre muy alta que puede durar muchos días. Después aparece la tos, afección en los ojos y secreción nasal. El cuerpo empieza a llenarse de sarpullidos, principalmente en la cara, después en el cuello y finalmente en la totalidad del cuerpo. 

Cuando han pasado casi cerca de 5 días, las mismas ronchitas empiezan a desaparecer en el mismo orden en el que aparecieron, pero lo que hay que cuidar es que los niños no se rasquen, porque es probable que  queden cicatrices. Los padres deben tener cuidado con los otros niños que tengan esta enfermedad,  porque es fácil de contagiar y se puede presentar el contagio hasta 5 días antes de que empiecen a evidenciarse los síntomas. Los casos más graves son vividos por los niños que tienen sus defensas muy bajas, entonces puede que la enfermedad les dure un poco más o que se presenten más de una vez. 

Hay que tener en cuenta ciertos factores de riesgo, como que los niños no tengan la vacuna contra el sarampión, que se viaje a otros países sin tener la vacuna o que haya una deficiencia muy alta de la vitamina A. si la presencia de la enfermedad es inminente, lo que entonces hay que cuidar con mucho rigor son las posibles complicaciones, porque además del sarpullido y el malestar general, puede haber infecciones y dolores de oído o inflamaciones cerebrales. Es poco frecuente que un niño fallezca a causa de esto, pero siempre hay que estar atento con los cuidados. 

El tratamiento que normalmente se sigue es la evaluación física por parte del doctor, un análisis de sangre o de los residuos en la nariz y la garganta. No hay un remedio como tal, simplemente se presenta y se quita por sí misma, pero lo que hay que hacer en mantener al pequeño lejos de otras personas por lo menos mientras se cura. Basta con controlar la fiebre, mantener al niño alejado por cerca de 8 días y darle de beber constantemente.