Amigos imaginarios

Una gran cantidad de niños tienen como su mejor amigo a una persona inexistente. Pero al contrario de lo que popularmente se cree, este hecho no es contraproducente, sino al contrario ayuda al desarrollo sano de algunos niños. Amigos imaginarios Cuando los niños tienen una edad de alrededor 3 años, están inmersos en una gran capacidad imaginativa, la cual está llena de fantasía, en donde cualquier cosa puede cobrar vida y hasta pueden incluir a personas aunque éstas no estén presentes. Esto, para los niños, es una forma de comprender la realidad y todo lo que los rodea, de manera que a medida que van creciendo y desarrollándose se van compenetrando e interactuando aún más con esa realidad. 

Esta imaginación en los niños puede ser complementada por un amigo imaginario, aquel que los acompaña en todas las aventuras e incluso les sirve de confidente en algunos momentos difíciles o adversos. Este comportamiento puede verse en cualquier niño de poca edad, siendo los niños tímidos o hijos únicos los que más recurren a tener un amigo imaginario. Los padres no deben preocuparse si descubren que una persona inexistente es amiga de sus hijos, ya que este hecho no es malo, sino que beneficia al infante en algunos aspectos:

Los amigos imaginarios incentivan el juego creativo, lo cual estimula el pensamiento y los anima a practicar nuevas habilidades que van aprendiendo. Les enseña a compartir, y además les da seguridad en ellos mismos, lo cual se debe a que la persona inexistente les da apoyo para enfrentar sus propios medios y sus momentos de soledad. También comparten inquietudes, discuten, se consuelan, juegan, etc. Los hace más extrovertidos, mejorando sus relaciones sociales con sus iguales o familiares. Aprenden a expresar sus sentimientos y al mismo tiempo desarrollan su vocabulario y fluidez verbal

Los niños saben en el fondo que sus amigos son simplemente eso y que no son reales, tal como lo son ellos. Es importante no prohibirles a los hijos que jueguen con sus amigos imaginarios, pero tampoco se los debe incentivar, de manera que se debe evitar hablar de esa «persona» a menos que el niño comience el tema. Tampoco se debe hacer alusión a que es real, ni intentar hablarle a ese amigo imaginario, se debe evitar cualquier tipo de insinuación de que está presente.

En muchos casos los niños culpan a su amigo imaginario de sus travesuras, en esa instancia se debe regañar al niño y utilizarlo a él para dirigirse al amigo imaginario. Por ejemplo se puede decir que las normas son para todos, y como su amigo hizo la travesura él mismo debe regañarlo porque uno no puede verlo, ni dirigirse a él. De esta manera el niño sentirá que se tiene respeto por su amigo imaginario, pero será consciente de que solo él puede verlo, y por eso debe hacerse cargo de sus actos, que en realidad son los actos del mismo niño. 

Igualmente los niños deben ser fomentados a tener contacto con otros niños y a interactuar con otras personas, de esta forma irán dejando poco a poco de lado a su amigo imaginario y tendrán amigos de verdad. Esta socialización puede ser llevada a cabo invitando niños a jugar a la casa, recurriendo a grupos de juego o a visitas a familiares, sobre todo si tienen hijos de edades similares. Si el niño con el tiempo no muestra ningún interés por relacionarse con nadie más que su amigo imaginario, en esa instancia si es nocivo para el pequeño.